Tío Rich
Dedicado a Heimy Bossio.
Aprieto las piernas contra la almohada. me encanta la sensación que me da.Si sigo asi pronto voy a acabar corriendome
—Cariño levántate ya nos vamos.
Siento como se abre la puerta y rápidamente hago la técnica del bicho muerto. O sea que pretendo estar dormida bajo la sábana pero aún con la braga a media pierna y mi entrepierna mojada sobre la almohada. Por favor que no me descubra, por favor que no me descubra.
—Cariño—dice mi madre sentándose a mi lado y pasándome una mano por la frente. Ya nos vamos, levántate ya.
Abro los ojos lentamente y bostezando de mentira para que parezca que aún estaba dormida.
—Pero es muy temprano mamá.
—Son las seis de la tarde. Papá y yo tenemos que salir temprano porque sino perderemos el vuelo. Vamos.
—Bueno—esta vez bostezo de verdad, por andar fingiendo—ya voy.
Sonrío para que se tranquilice y se marcha. Una vez estuvo fuera maldigo todo. Estoy muy consciente de la hora que es, llevo desde las cuatro intentando correrme y casi que lo consigo. Masturbarme con la almohada al final es mi último consuelo, porque hacerlo con mi novio lo único que hace es dejarme con ganas de más. De verdad... estoy harta de hacerlo con muchachitos sin experiencias.
Tengo un problema de adicción al sexo, o eso creo yo. No soy ninfomana ni nada, pero se que he empezado a hacerlo a una edad bastante temprana. Pero cómo voy a parar si es lo único que me ayuda. Mi casa es una trinchera de guerra y en la escuela me va de mal en peor. Mis amigas no me entienden y terminé por abandonarlas. Mi único consuelo ha sido abrirme de piernas para así conseguir algo de placer y olvidarme de todo.
Mi madre y mi padre se van a un viaje de parejas, que en realidad es una terapia marital pagada. Ellos insisten en mantener su matrimonio de quince años pero la verdad verdaderísima es que está roto y que yo estoy pagando todas las consecuencias.
En fin, que me pongo de pie aún con el sexo mojado. Estoy harta de estos encuentros sexuales de medio minuto con los niños de mi edad. Hace mucho tiempo que vengo deseando una buena verga. No la de un niño, sino la de un hombre hecho y derecho que pueda hacerme terminar.
Entro al baño, me lavo, salgo, me peino y comienzo a vestirme. Veremos como va este fin de semana fuera de casa. No entiendo por qué mis padres tienen que dejarme en el apartamento de mi tío cuando creo que ya soy lo suficiente mayor para quedarme sola... pero buee quién sabe.
De todas maneras yo estoy muy contenta de poder verle porque mi tío Richard es el hombre de mis sueños. Lo tiene todo, la cara, el carisma, el sentido del humor, la sonrisa, el dinero, el cuerpo y de seguro que también la vergaaaa.
Mi madre dice que mi tío está con una mujer diferente cada semana y yo no cuestiono la veracidad de su argumento porque quién podría resistirse. Yo misma estoy secretamente enamorada de él desde que cumplí los 14 años. Verle entrenar en la terraza cuando se quedó a dormir por unos días fue lo que me llevó a admirarlo y desearlo. Pero también me cautiva que sea amable y muy inteligente. Es todo lo que creo que está bien en un hombre.
Ojalá pudiera hacer que me follara, pienso mientras me pongo la blusa y me miro en el espejo. Entonces una idea inquietante y muy pero que muy pervertida llega a mi cabeza. Y si ojalá se transforma en realidad. Me quito esa blusa y me pongo otra mucho más escotada.
Pasados una hora y cuarenta minutos mis padres me dejaron en su casa. Tío Rich se alegró de verme y yo le sonreí coqueta, pero no se dio cuenta. Seguro que en su mente me ve como a una simple niñita, su sobrina.
Lo primero que hicimos fue comer. Ordenó comida china y un refresco para mi. Me preguntaba que tomaría cuando le vi sacar una cerveza de la nevera que estaba llenita de hasta arriba de más botellas. Eso era otra cosa característica de mi tío. Le gustaba beber, pero curiosamente nunca le había visto borracho.
Después de comer fui a bañarme y me sentí como toda una rebelde porque mi mamá dice que bañarse justo después de haber comido es malo. Mientras me enjabonaba los pechos, la idea de provocarlo y tener a ese hombre para mi volvió a colarse en mi cabeza. Tan solo pensar que la primera buena verga que me van a meter puede ser la de mi tío hizo que mi vagina se mojara y tuve que tocarme. Por suerte pude alcanzar el orgasmo que llevaba conteniendo desde mi habitación.
Al salir me puse una bata de seda verde de mi madre que le robe un día para darle una sorpresa a mi novio. Funcionó tan bien que se corrió al instante y nunca más la volví a ocupar. Pero hoy era diferente, tío Rich no tendría esos problemas y la verdad para provocar a un hombre es perfecta porque tiene encaje que destaca mis pechitos y la parte de abajo me llega solo hasta media pierna.
Cuando bajé a la sala él estaba sentado en el sillón mirando una película. Usando un pantalón gris para andar por casa y con los pies encima de la mesita del centro, donde tenía otra lata de cerveza además de la que se estaba bebiendo. Me invitó a que me uniera y acepte. Me di cuenta de que no me presto mucha atención ni reparo en mi ropa, pero no importa. Tengo un plan.
Le pase por enfrente y me senté en el sofá que está más adelante a la izquierda del sillón. Primero actúe con normalidad, me senté derecha con los pies en el suelo y las manos en la rodilla, pero a medida que pasaba el tiempo iba fingiendo inconformidad con la posición hasta que me acosté boca abajo.
Sabía que estando así, viéndome desde el sillón él tendría vista libre hacia mis piernas, pero tampoco me prestaba mucha atención porque la película que es se había puesto buena me estaba ganando.
Sé que estar en camisón de seda enseñando las piernas es arriesgado y muy descarado de mi parte. Quizá debería parar, volver y cambiarme, pero si lo hago no habrá posibilidad de probar su verga que seguro que está riquísima. Además tendré que aceptar la vergüenza de mis actos y eso era algo que no me podía permitir. Suspiré fingiendo estar incómoda y alce las piernas.
Enseguida pude notar su mirada sobre mi. Por suerte desde mi posición se reflejaba todo en el televisor. Sé que con las piernas así la batica se me subía y se verían la punta de mis nalguitas.
Me miraba con incredulidad y luego a la película y luego a mi otra vez pero no decía nada. Yo por mi parte fingía normalidad y miraba hacia la pantalla aunque en realidad estaba empezando a mojarme.
A los pocos minutos fingí incomodidad otra vez. Él terminó de beberse rápido esa cerveza para abrir la otra y me dijo.
—¿Sobrina no quieres un cojín para que estes más agusto?
—Si tío gracias le conteste y me puse de rodillas para agarrarlo. Mientras me lo daba sus manos tocaron las mías y yo pícara me incliné hacia delante para que no perdiera vista de mis senos.
Después me recosté sobre el cojín poniéndolo a la altura de mi ombligo. Esto hizo que mi culito quedara más paradito. Ya con las piernas abiertas y en esa posición de seguro mi tío podía notar que no traía nada más puesto.
En efecto, le vi abrir en grande los ojos y taparse la boca con las manos. Tuve que contener las ganas de reírme, ha mordido el anzuelo. Después se acomodó el bulto en su short y bebió un trago largo de cerveza. Desde ese momento ya se había olvidado de la película, ahora su mirada estaba concentrada en mi entrepierna mientras se acariciaba por encima del pantalón.
Verle excitado me dio un impulso de adrenalina. La humedad se desprendía de mi sexo desnudo y la comenzón me estaba volviendo loca. No sé como pero mi cuerpo por sí solo bajo el cojín quedando a la altura de mi concha e involuntariamente comenzó a moverse lento sobre él.
—¿Estás bien sobrina?
Me preguntó sin retirar la mano de su bulto, pero claro. él no sabía que yo podía verle.
Ya yo estaba que echaba chispas. La sensación del cojín en mi rajita era deliciosa, pero necesitaba algo mejor, más rico y más duro.
-Es que me da comezon y cosquillitas tio Rich—le dije con toda la voz de niña buena que pude fingir—¿Me puedes ayudar?
Él abrió los labios de par en par y por un momento temí haberlo arruinado, pero la calentura y mis caderas moviéndose sobre la almohada no me dejaban arrepentirme mucho.
—¿Quieres que te ayude bonita? Yo se como se quita.
Dijo e inmediatamente se puso de rodillas tras de mí, se lamió los dedos grandes y rasposos de la mano izquierda y los puso sobre mi conchita haciendo movimientos circulares.
—Ay—no pude evitar jadear.
—Tienes esto muy caliente y húmedo baby. ¿Se siente bien mi mano?
—Si tío— Le conteste jadeando y voltee a verlo.
El ya tenía el pantalón a medio muslo y su verga, morena y dura en la mano derecha mientras se masturbaba. Me veía con la boca abierta y se pasaba la lengua por los labios. Yo movía mi culito de adelante hacia atrás sobre la almohada para mejorar la sensación.
—A ver mi amor ponte en cuatro como si fueras perrita para poder ayudarte aliviar la comezón.
Bien, por fin. Lo que llevaba esperando. Este iba a ser mi momento. Por fin me iban a meter una verga rica y para mi deleite la suya medía como 19 cm. Obedecí mientras él se levantó para quitar su pantalón por completo. Se puso tras de mí y vi por el reflejo que se escupió la mano antes de pasarla por su verga dura.
—Me va a partir toda—dije muy bajito tratando de que no me escuchara. Pero si que lo hizo y solo soltó una risita antes de abrirme el culo con las dos manos.
Acto seguido puso la cabeza de su polla en la entrada de mi concha y comenzó a presionar. Para su sorpresa y como ya yo estaba toda mojada entró sin mucho problema. Puse los ojos en blanco mientras lanzaba un quejido de dolor y placer al tiempo que me la metía completita hasta el fondo. La dejo ahí por unos segundos y yo disfruté como toda una perra de la sensación de sentirme llena, pero luego la sacó y me dijo seriamente.
—A ti ya te la han metido antes.
—Sí tío Rich, pero nunca una tan grande como la tuya.
—¿Y te gusta así mi amor?- dijo y comenzó a bombear lentamente. -¿No te duele ni un poquito?- Y comenzó a bombear un poco más rápido.
—Si un poquito tío Ay.... Ay... que rico ay.
—No te preocupes baby. Enseguida pasará. Además sé que te está gustando.
En ese momento comencé a gemir descontroladamente ya no podía controlar el placer que sentía de que me estuviera dando rápido. Jamás me la habían metido tan rico. Mi tío Richard solo jadeaba y me penetraba cada vez con más fuerza.
—Estás muy apretadita y mojada. Que rico mami.
Y me clavó las manos en las caderas para meterla más duro aún.
—¡Si si así tío, así fuerte! ¡Asi fuerte que rico!- Le conteste mientras se me cortaba la voz. Estaba en el éxtasis total.
—¿Así duro te gusta? Gime más fuerte, quiero escuchar como te gusta.
Hice caso y seguí gimiendo muy alto. El orgasmo me invadía y él no dejaba de metermela y bombearme como un loco desesperado. Continuó así por un rato más hasta que ya no pudo.
—Oh siiii siiii yeah baby I like that. Ya no aguanto más perrita...
Me agarró del pelo con fuerza, dio un último empujón hasta el fondo y comenzó a venirse dentro de mí. Pude sentir aún con el condón puesto como todo el líquido me llenaba.
Después de unos segundos la sacó y se levantó todavía jadeando. Yo me desplomé sobre el sofá con las piernas aún temblando y mi sexo palpitandome. Escuché cómo iba hacia la nevera, agarraba otra cerveza y volvía a sentarse en el sillón, a tomarsela mientras me veía desnuda y abierta.
A los pocos minutos me voltee boca arriba con la batita subida hasta la cintura enseñandolo todo, doblé un poco las piernas y puse mi mano en mi conchita y cuando vi mi mano tenía un líquido entre blanquito y transparente.
—¿Qué es esto tío Rich?— pregunté.
Sin decir nada se levantó, dejó su cerveza sobre la mesa, se puso de rodillas delante de mi, agarró mis piernas y comenzó a lamer y succionar toda mi conchita.
Inmediatamente enredé mis piernas alrededor de su cuello. Esto sí que era nuevo y se sentía demasiado bien. Así estuvo por varios minutos hasta que se tenso todo mi cuerpo en otro orgasmo. Él siguió lamiendo todos los juguitos que salían de mi y cuando ya estaba todo limpio se volvió a sentar en el sofá.
Me quedé tumbada por un rato mirando al techo y sonriendo. Lo he conseguido. Por fin me metieron una buena verga. Lo he conseguido.
FIN
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