Metro #1
Dedicado aamanda_kurocat
Ese día, no se hablaba de otra cosa en el colegio que no fuera el hecho de que algunos de los chicos de CNCO estaban en el país, pero claro. ¿Cuáles eran? Y en que provincia (estado/región/ciudad) estarían. Yo no estaba tan emocionada como mis amigas, pero aún así participe en la conversación. Si soy super Cncowner de corazón, pero estaba enfadada con ellas, porque Daniel un chico de mi clase, está medio que enamorado de mí y ellas no paran de intentar emparejarme con él cuando la verdad es solo una: No me gusta nada.
—¿quieres que te acompañe a casa? —me pregunta el susodicho, pero me niego.
Hoy en vez de ir a mi casa, tengo que pasar a casa de una tía a por unos papeles para mi madre. Así que me desvío a medio camino para tomar el metro. Mis amigas me acompañarán casi toda la trayectoria, solo me faltaría que él fuera también.
—chicas, transformación en uno...—dice la líder de mi grupito de amigas, aunque no le gusta que la llamen así es la que más carácter tiene— dos...
Antes de que contara tres, nuestras medias desaparecieron y las largas faldas de cuadros pasaron a ser cortas falditas que dejan mucho a la vista, combinadas con la camisa de uniforme por fuera y el pelo suelto. Todo esto nos hace vernos super sexys.
Nuestra escuela es muy muy muy conservadora, por eso en cuanto salimos nos transformamos totalmente, y por último nos pintamos los labios de rojo intenso. Dentro de la cárcel, digo colegio debemos parecer unas angelitas, pero fuera somos del tipo de chica que baila Rebota (mamarre) hasta el suelo y sin preocupaciones; sobre todo yo.
Cuando comenzamos la transformación si estábamos muy pendiente de las miradas que nos lanzaban el resto de chicos y hombres pero ya se volvió tan cotidiano que es fácil de ignorar.
Llego el momento en que me tengo que separar. Me despido de mis chicas con una corta sesión de perreo y me voy a la estación del metro
Metro #2
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Estoy esperando y rezo porque no venga muy lleno.
Estoy pensando en Daniel, es un chico simpático, pero muy tonto y además sé que se muere por tener sexo conmigo y no quiero. Ya lo he hecho antes, pero puedo dar fe de que los chicos con los que lo hice no tienen experiencia, por eso he enfocado mi vista hacia los que son algo mayores que yo, ellos de seguro saben más en cuanto a sexo se refiere. O eso espero, pero por otro lado no me gusta ir a coquetearle al chico, yo solo perreo y el solito se debe de acercar a mí.
El metro llegó y me subí, iba terriblemente lleno y nada más poner un pie me llevé tres codazos, lo que parecía ser una mordida en el brazo y alrededor de quince empujones. Cuando las puertas se cerraron no tenia un lugar al cual poder apoyarme así que iba apretujada entre la espalda de un hombre y el frente de una mujer.
En el colegio soy bastante alta, pero aquí parezco una hormiguita apachurrada en medio de tanta gente.
Cuando llegamos a la siguiente parada, fui nuevamente empujada hacia atrás, pero está vez con más fuerza, tanto que llegue a unas ventanas y choque con el cristal violentamente. Me dolió, pero suspire, porque al menos no tenía nadie enfrente y al parecer tampoco detrás.
Que pensamientos tan erróneos los míos porque tres segundos después alguien desde atrás chocó con mi cuerpo, quedando completamente pegado a mi y por el bulto que pude sentir en mi trasero me di cuenta de que era un hombre y mucho más alto que yo.
—perdona, me empujaron—dijo poniéndome una mano en el hombro en señal de disculpa y luego apartándose un poco.
Me alegré de que se apartará, eso demuestra que es buena persona, y además me di cuenta de que mi falda estaba recogida para ser muy muy corta, traté de acomodarla pero el espacio no era suficiente. Maldije mi estupidez por no darme cuenta de que me subia al metro con una falda que enseñaba todas mis piernas.
Por otro lado su voz me parecía muy conocida, pero no sabía exactamente de quien era, así que trate de exprimir mis neuronas. Al darme cuenta de que no recordaba nada decidí voltearme un poquito a ver si lograba verlo y me encontré con un hombre alto que usaba un gorro y gafas oscuras, así que no podía reconocerlo, lo único distintivo eran unos labios muy rosados, los estuve mirando por un rato y me pregunté si se los pintaba y cuando pensé que de seguro se percataba de que le estaba mirando la boca me giré hacia delante apenada.
Hubo otra parada de metro y entro mucha más gente, yo estaba tratando de acomodarme la falda cuando el se pego violentamente a mi y uno de sus pies se coloco entre los míos.
—la gente empuja mucho—dijo con una voz de molestia que se me hacía terriblemente conocida. ¿Quién sería?
Me desconecté de todo por un rato tratando de analizar su voz cuando me di cuenta de que se había apartado, pero sentía una mano sobre mi muslo. ¨quizá no tiene más remedio que ponerla ahí, pensé¨ pero luego comencé a sentir un roce. Quizá fuera idea mía, así que opte por no hacer nada.
Un momento después sentí que su mano se colocaba sobre mi falda, que básicamente lo único que me cubría era el trasero.
—perdona, alguien se está moviendo—me dijo.
Yo quería voltearme a comprobar, pero no lo hice. Y no me quedo más remedio que esperar a que su roce sobre mi trasero terminara pronto.
No fue así, poco a poco empezó a moldear mis nalgas. El metro llego a la próxima parada y en vez de alejarse, lo que hizo fua aproximarse más a mi y seguir masajeando mis nalgas sobre la falda. También aprovecho para meter el pie más aun entre mis piernas, y me di cuenta de que si me agachaba unos centímetros podría sentarme en su pierna, pero no lo hice.
Un rato después, imagino que al ver que yo no decía nada comenzó a meter su mano por debajo de mi falda.
No podía explicar lo que estaba sintiendo, el hecho de que su voz me pareciera conocida no hacia otra cosa que atraerme. Estaba comenzando a excitarme y de seguro él lo sabría pues yo no ponía resistencia a su manoseo.
Así siguió por mucho tiempo, tocándome las nalgas sobre mis bragas, ya con su mano bajo mi falda y yo permanecía inmóvil y sin decir nada, sudando un poco. Entonces levanto un poco más la falda y me alarmé, ¿y si alguien pudiera vernos?, pero nuevamente no hice nada al respecto. Percibí sus dedos rodear mi cintura y meter la mano bajo mi falda alcanzando mi sexo.
Sentí como se acercó a mi y me beso la mejilla al tiempo que con su mano sentía mi sexo caliente y que ya estaba algo mojado.
Yo ya me había puesto muy acalorada y me había entregado hacia su toqueteo, una mano la deslizaba de arriba a bajo en mi sexo mojando sus dedos en mis fluidos y con la otra me seguía acariciando y apretujando el culo.
Un rato después empezó a presionar en mi clítoris primero suavemente lo acariciaba con sus dedos, pero poco a poco comenzó a presionarlo más rápido. La mano que tenia en mis nalgas pasó también a mi sexo a deslizarse por mis labios vaginales mientras me presionaba el clítoris con la otra. Intente no gemir, pero era tan placentero que no pude aguantarlo e hice un pequeño sonido, luego me tape la boca.
—shhh—me susurro al oído—silencio.
Metro #3
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Me estremecí, se pegó más a mí y pude sentir lo duro que estaba contra mis nalgas.
Ahí estaba yo, en el metro contra la ventana, con las piernas abiertas y las manos de un desconocido tocando y manoseando mi sexo a su antojo mientras me restriega su pene en mi trasero.
Notaba como sus dedos estaban empapados ya, por eso no le fue difícil introducir uno en mi sexo. Me estremecí de placer, quería gemir y para no hacerlo decidí morderme el labio.
—¿te gusta?—me susurró al oído.
No dije nada, y el siguió metiendo y sacando su dedo de mi sexo
—¿te gusta putita?
Sentía que tenia que darle una respuesta, pero me costaba hablar. Estábamos en el metro, rodeados de gente. Puede que ahora mismo todas las personas nos estén viendo y yo ni siquiera lo sé porque estoy de espaldas.
El comenzó a aumentar el ritmo con el que metía y sacaba y me beso otra nuevamente, esta vez me lamio un poco la mejilla.
—seguro que si te gusta. Estás tan mojadita
—s...si— dije y me tapé la boca otra vez
—no puedo esperar a follarte putita. ¿Lo sabes verdad?
Yo estaba en las nubes, disfrutando de su mete y saca y de su mano alrededor de mi clítoris, entonces se detuvo. Saco sus dedos de mi interior. Mis piernas temblaban. ¿Qué hace?
Llevo sus dedos a mi boca
—chupa putita— me dijo.
Le hice caso, comencé a chupar sus dedos suavemente. Agradecía que estuviera tan pegado a mi puesto que mis piernas temblaban tanto que de seguro me caería sino fuera por él.
El metro llego a su siguiente parada, me rodeo por la cintura y me forzó a bajarme con él. Me estaba llevando hacia el final de la estación, allí había un cartel de estamos en reparaciones, así que me imagine a lo que probablemente íbamos.
—camina putita—me decía.
Y yo caminaba, sentía mis bragas empapadas y el sabor de mi sexo aún presente en mi boca. Me sentía tan sucia y excitada que me estaba preguntando quién era yo en ese momento.
Me dio un empujón y me metió en el compartimiento que decía estamos en reparaciones. No pude mantenerme de pie por mucho tiempo así que me senté en el suelo patéticamente.
—¡desnúdate! —me dijo.
—¿por qué?—le pregunte y a los dos segundos a ver cómo me miraba me arrepentí
Metro 4
Dedicado a: amanda_kurocat
—nadie nos ve, no seas tonta putita, desnúdate.
Le hice caso y comencé a deshacerme de los botones de la camisa.
—eres muy lenta putita—se arrodillo en el suelo en frente mí y me quitó la camisa rápidamente, pero con cuidado de no romperla.
Luego prácticamente me arrancó el sujetador rompiendo uno de los tirantes.
Se inclinó sobre mí y me hizo acostarme en el suelo. Comenzó a masajear mis pechos y luego a chuparme los pezones. Nunca me lo habían hecho antes, nunca nadie les había dado tanta importancia a mis pechos, y el hecho de que me chupará los pezones de esa forma, prácticamente comiéndome las tetas y arañándome un poquito con los dientes me hacia querer explotar.
—todavía no te corras putitas, todavía no.
Sus manos descendieron hasta mis bragas, las aparto a un lado e introdujo dos dedos en mi sin cuidado alguno. Gemí
—¿te gusta cierto?
Asentí y comenzó a meter y sacar los dedos con fuerza
—¿le gusta a mi putita?
No podía decir nada porque metió un tercer dedo dentro de mí y mi espalda comenzó a arquearse. Estaba demasiado caliente y solo podía gemir.
Ese hombre ni siquiera se había quitado las gafas ni el gorro, me había manoseado y puesto muy caliente y ahora estaba metiéndome y sacándome los dedos en el suelo de la estación de metro.
—abre un poco más las piernas— le hice caso y cerré los ojos. Se sentía tan bien la sensación que podía hacer cualquier cosa que el deseara.
Pude darme cuenta de que se estaba acomodando, pero desde luego no estaba preparada para que me penetrara. Chillé, pero luego me acostumbre.
Me estaba follando con todas sus fuerzas mientras me llamaba putita y me apretaba las mejillas hasta dejármelas rojas. Metía y sacaba y mis piernas se abrían para que pudiera entrar mejor y sentirlo bien profundo. El solo me preguntaba entre gritos si eso era lo quería, porque era una niñita muy putita y yo le respondía que si, que siguiera, también entre gritos.
Llego en un momento en el que nos movíamos muy rápido, ambos enloquecidos y yo encantada por la sensación de su miembro en mi interior, sentí todo mi cuerpo estremecerse y temblar, sentí como tenía un orgasmo mientras él se movía con tanto frenesí que sus gafas cayeron al suelo. Acto seguido también tuvo su orgasmo y sentí como vertía su semen dentro de mí.
Tenia los ojos en blanco, y su cuerpo estaba sobre el mío, el vestido con el pantalón suelto y yo desnuda de cintura para arriba y con las piernas bien abiertas. Cuando pude volver a recuperar completamente el conocimiento vi las gafas a un lado. Le miré el rostro y no me lo pude creer. Pestañee mas de veinte veces en un segundo pensando que me había equivocado, pero no.
—t-t-t-t-t...—no podía siquiera hablar
Sonrió, con esa sonrisa bonita que hasta ahora solo había visto a través de la pantalla del móvil. Se apartó y cuando sacó su miembro de mi interior pude sentir el semen resbalándome por los muslos.
—imagino que te gustó putita—volvió a sonreír
—t-t-tú...
Saco un pañuelo del bolsillo trasero de su pantalón, se limpió lo que quedaba de semen en su miembro y luego me lo tendió para que limpiara mis muslos. Lo hice, me puse de pie como pude y comencé a vestirme.
El ya estaba listo, se acercó y me beso. Fue un beso muy apasionado en el que aprovecho para agarrarme el culo con ambas manos, me metió la lengua hasta el fondo e incluso me mordisqueo el labio todo lo que quiso.
—Chri... Christopher Vélez
—en carne y hueso.—sonrió una vez más— Adiós putita.
Yo aún me estaba vistiendo, y no lo detuve, a no ser que se viera a un espejo no se iba a percatar de que tenia toda la boca manchada del rojo intenso de mis labios.
Terminé de vestirme y pensé un poco en mi situación:
No sabía en que estación del metro estaba ni como salir de allí. Solo que un desconocido comenzó a tocarme en el metro y resultó ser Christopher Vélez de CNCO
Cuando se lo cuente a mis amigas. ¿Me creerán? Espera, ¿Se los contaré?
No tengo idea, es todo muy loco.
FIN
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