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Strip Poker 014 Perdedores

 



Strip Poker 014 Perdedores



—Tócate—le dije—Hazte un pajón.

Todos comenzaron a reír. Note como los ojos del moreno perdían ese brillo que habían tenido toda la noche. Parece que he encontrado su punto débil.

No dijo nada, solo corrió su silla hacia detrás y la inclinó apoyándose a la pared. Pude verle la verga grande y venosa. Me imagine lo delicioso que sería montarse en ella poco a poco y comenzar a mover las caderas.

Richard es muy inteligente, se puso en una posición cómoda, donde todos podíamos verlo, pero también donde estábamos lo suficientemente lejos como para que pudiera sentir una pizca de privacidad… si es que eso se puede.

Sin más miramientos deslizó la cabeza hacia atrás, miro al techo y se agarró la verga con la mano derecha. Sonreí y me alegré de que nadie estuviera mirándome porque esa sonrisa delataría mis repentinas ganas de sentarme encima de su pedazo de carne. 

Erick, Christopher y brother miraban con atención, pero Miriam estaba tan fascinada como yo. Toda la frustración de su rostro había desaparecido y ahora exhibía una sonrisa casi tan grande como la mía.

Y como no ibamos a estar contentas. Richard tenía la verga más grande de los tres, era larga y se iba poniendo tiesa poco a poco a medida que desliaba la mano por su tronco. Si yo estaba fantaseando con follármelo de seguro que ella también. Ya entiendo porque tiene esa reputación. No creo que exista una mujer que se niegue a tener todo eso dentro.

Mientras nosotras observábamos como dos cazadores a sus presas mientras él seguía tocándose despacio, subiendo y bajando la mano a lo largo de su pene y dejando que la piel cubriera el glande para luego dejarlo a la vista otra vez.

—Dale Rich que tu puedes hacerlo mucho mejor que eso—dijo Chris comenzando a sacudirse el pene por debajo de la mesa.

Richard dejo de mirar al techo para volverse hacia nosotros. Me dio un poco de penita verle ruborizado. Al parecer toda su soberbia era una fachada porque se notaba que esto le estaba costando mucho, y no es para menos. Yo jamás podría pajearme en un cuarto lleno de gente y peor si esa gente son mis amigos a los que les veo las caras todos los días.

—Bien bien—dijo Mariana poniéndose en pie— Voy a ayudarte.

Y caminó hasta pararse delante de Rich. Luego flexionó las rodillas y abrió el culo. La mano del chico comenzó a acelerarse.

Erick y yo nos quedamos igual de boquiabiertos. Brother estaba actuando como si no le importara. De hecho, también se estaba tocando. Chris sonreía enseñando sus dientes y en una de esas Zabdiel me puso la mano en el hombro.

—Sis, ve tú también. Ayudemos al mucahcho.

—¿Y….Y…Yo?

—Si tú. Dale.

Brother me obligó a ponerme de pie y mientras lo hacía su pene rozó mis nalgas. No tuve más remedio que caminar hasta donde estaba Rich e inclinarme hacia delante. Mis tetas colgaron casi haciendo contacto con su cara. Me sonrojé en cuanto sentí que deslizaba su mirada hacia mi así que me las agarré con ambas manos en un intento de cubrirme los pezones.

Nuestros esfuerzos no fueron en vano. Richard comenzó a tocarse con más ímpetu. Su mano se sacudía sobre su verga y su glande desaparecía y reaparecía en un pestañeo. Me soprendió ver como su pene ya grande podía crecer aún más. Me pillo mirándolo y sonrió. El brillo en sus ojos había vuelto, de seguro pudo leer mis pensamientos.

Soltó un gemido, que hizo que la humedad recorriera mis labios vaginales. Dirigí la vista a su pene y no pude apartarla. El alternaba entre Mariana y yo, se tocaba de prisa y tenía mirada de loco perdido. Le entiendo, estaba en una posición privilegiada. A pocos centímetros tenía mis grandes tetas apretadas entre mis dedos y a su derecha el gran culo de mariana y la vista de su vagina abierta y rosadita.

—Tiempo—dijo brother y por un momento quise tirarle la silla por la cabeza.

No puede ser que el tiempo pase tan deprisa. Yo necesitaba ver como acababa esto. De hecho, por algún motivo estaba esperando que me llenaran las tetas de semen. El ritmo de la mano de Richard fue bajando poco a poco, Mariana se enderezó, tomo asiento y yo la seguí sin dejar de mirar hacia atrás a ese pene delicioso y duro del que me cuesta trabajo alejarme.

Volví a mi asiento. Erick tenía el pene duro, que rico. La humedad de mi sexo ya estaba empezando a molestarme. El hormigueo era insoportable y comencé a balancearme sobre mi silla con las piernas apretadas para lograr sentir algo de contacto.

Esta vez Erick repartió las cartas y yo ni corta ni perezosa contemple su pene duro mientras lo hacía. Durante la partida aproveche para mirar también la polla de brother, quería llevármelo de allí y decirle que repitiera lo que hizo arriba. Lo necesitaba mucho. Normalmente me toco una noche, me corro y listo, pero hoy estaba tan caliente que necesitaba más que el orgasmo que consiguió darme.

También aproveche para mirarle el pene a Richard. Todavía seguía duro y apetecible. Me relamí los labios y casi me muerto de envidia cuando vi que Chris se lo agarró por debajo de la mesa de cristal. Que envidiaaaaa.

—Veo—dije pero todos soltaron una risita.

—Tanya ya perdiste—dijo Chris y Mariana tuvo que echarse a reír.

—¿Estás bien?—preguntó Erick—¿te sientes mal?

—No, no te proecupes.

Mi  problema no es que me sienta mal, es que estoy tan caliente que ya no puedo actuar como una persona normal. Bebi todo lo que quedaba de mi vaso de licor.

—Tienes que dejarte lamer la concha—dijo Chris y me atoré con la bebida. Erick por suerte me dio palmaditas en la espalda.

—¿Por quién?

—Por mi, ¿por quién más?.

Mi corazón se disparó una vez más y más aún mi sexo. La humedad bajo como un rayo a la superficie. De hecho creo que moje la silla. Seguramente ya hay una mancha en el cojín.

El vaso de Mariana cayó al piso. menos mal que era de plástico o mi madre me ahorcaría cuando regresara. La chica se enfado muchísimo, como si fuera su propio vaso, lo recogió del suelo enfadada y se fue hacia la cocina con la excusa de lavarlo.

No tuve mucho tiempo para pensar o para decidir si aceptar o no. El numerito de la rubia ocupo toda mi atención y Chris no perdió tiempo luego de que ella se fuera para colocarse frente a mi y arrodillarse.

Me dedicó una sonrisa amigable, como si no fuera a meterme la lengua en toda la vagina. Le respondí con una sonrisa de pato, porque estaba tan nerviosa que ni eso pude hacer bien. Agarró mis piernas temblorosas y las fue abriendo poco a poco. El olor me delataba. Siendo completamente sincera, olía a puta mojada.

Para colmo Mariana no estaba presente así que nadie se distraería mirándole las tetas. Los ojos  de los cuatros chicos estarán clavados en mi entrepierna.

Chris con cuidado alzó mi pie izquierdo y lo coloco sobre la mesa, lo mismo con el derecho. Quedé totalmente expuesta. Cerré los ojos. No podía soportar sus miradas libidinosas en todo mi sexo mojado.

—Uff, que apretado se ve—dijo Chris.

Y a los pocos segundos sentí su dedo deslizándose de arriba hacia aabjo por mi abdomen y luego el clítoris hasta llegar a la entrada de mi sexo. La humedad era tanta que sus dedos resbalaban.

Volvió a tocarme, pero esta vez el dedo acabó deslizándose dentro de mi. Me deje caer hacia atrás y aprete el espaldar de la silla. Era justo lo que necesitaba. El dedo me penetro sin cuidado, rápido y bruscamente, luego añadió otro que hizo que mi sexo se apretara en torno a ellos. Mi sexo comenzó a palpitar.

Luego añadió la lengua. La sensación de su lengua caliente hizo que tuviera una pequeña convulsión que me llevó a arquear la espalda y abrir los ojos. La mirada de Richard estaba clavada en mis tetas y en la forma en que rebotaron cuando me moví.

La lengua de Chris recorría mi sexo con destreza, subía de abajo hacia arriba como una pala recogiendo mis jugo s vaginales y remplazándolos con su saliva. Mire hacia abajo y casi me da un infarto al ver la carita de niño bueno que ponía mientras se dedicaba a lamerme toda.

Definitivamente su talento tenía que ser el sexo oral. Richard lo había disfrutado en su momento y ahora yo estoy en las nubes.

—¿A qué sabe?—pregunto brother.

¿Por qué tenía que preguntar eso?

—A gloria—dijo Chris que paro un momento para contestar y luego comenzó a darme pequeños toquecitos en el clitoris. No me pude controlar. Solté un gemido.

—¿Te está gustando Sis?

¿Qué le pasa? Voy a matarlo.

No dije nada, cerré los ojos otra vez para evitar contestarle, pero solté un gemido en cuanto Chris agarró mi clítoris entre los labios y lo chupo. Mis piernas comenzaron a temblar. El se dio cuenta y comenzó a mover la lengua en círculos en el centro de mi vagina.

Intenté contenerlo con todas mis fuerzas pero volví a gemir y me agarré aún más fuerte de la silla Estoy demasiado caliente y la chupada de concha que me esta dando Chris es demasiado deliciosa como para contener todo lo que llevó dentro. Tengo que soltarlo, tengo que correrme.

Al ver que yo ya no podía controlar los temblores de mi cuerpo Chris agarró mis piernas y las subió aún más. Las rodillas me tocaron las tetas y mi sexo quedo completamente abierto y expuesto para él.

—Uff—escuché a Erick.

Esta ves hris si metió su cabeza de a lleno y comenzó a lamer frenéticamente. Su lengua rápida dibujaba un zig zag en mi vagina mientras la punta de su nariz chocaba con mi clítoris.

Me sentía abierta, expuesta, mojada y como una puta que esta dando un show muy pero que muy caliente. Ya era hora de acabar con esto, ya hora de correrme.

—Tiempo—dijo Mariana que regresaba de la cocina con su vaso llenó de hielo. Chris se detuvo y yo apreté las piernas con toda mi fuerza.

—Dije tiempo. Siguiente ronda.

El chico se levanto y yo maldije mil veces los tres minutos. No puede ser. No puedo quedarme así.  


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