07 La familia primero
Me siento rara. No me duele nada, pero si tengo una sensación extraña en el estómago. Que pena que así sea cómo funciona el alcohol, primero todo es divertido y excitación y después te deja este mal sabor de boca. Menos mal que Zabdiel está aquí para cuidarme.
Me abrace a su pecho mientras me llevaba a mi habitación. Las palabras de Miriam eran hirientes y donde único me sentía protegida era entre sus brazos.
Una vez dentro me puse de pie y caminé con su ayuda hasta mi mesita de noche. Se supone que los remedios están en la última gaveta, pero en medio de tanta oscuridad no puedo encontrarlos. Y como somos los dos bien inteligentes y estamos bien borrachos no trajimos velas. De hecho me sorprende la habilidad que tuvimos para no chocar con nada. Quizá es cierto eso de que uno conoce muy bien todos los rincones de su casa.
—No encuentro nada—digo y me siento sobre la cama—Solo necesito unos minutos para respirar y estaré bien.
—Tómate todo el tiempo que necesites, yo me quedaré contigo.
—Puedes volver con los chicos si quieres yo me...
—Ellos pueden esperar. Lo importante es que te pongas bien.
Sonreí y aunque está oscuro estoy completamente segura de que él también sonrió. Luego se sentó a mi lado y me tomó de las manos. Sus manos que estuvieron hace unos minutos en mi... Ay madre.
—Sis, siento mucho lo que...
—No te preocupes por eso—intervine antes de que pudiera decir la palabra. Ahora que no estamos rodeados por un grupo de gente desnuda es vergonzoso siquiera pensar en eso. Aunque claro, él está desnudo con la polla al aire y yo estoy en ropa interior.
—No quiero que sigas jugando.
—¿Qué? ¿Por qué no?
—Eres muy joven Tanya. Todavía hay cosas que no has experimentado y tu primera vez haciendo todas esas cosas no debería ser en un juego de poker.
—Me da igual. Me estoy divirtiendo. ¿Por qué intentas arruinarlo?
—No intento arruinar nada. Intento protegerte.
—No lo hagas. Ya soy adulta, puedo decidir qué hacer. Además... la estábamos pasando tan bien los dos...
No pude seguir hablando. Su mano, no sé si intencionalmente o si en un descuido, fue a parar a mi muslo. Sus dedos comenzaron a acariciarme suavemente.
—Si quieres seguir jugando tienes que estar preparada. Si quieres seguir jugando tienes que saber que esos chicos van a terminar haciéndote cosas. Si quieres seguir jugando tienes que ser consciente de ello.
No dije nada. De todas las cosas que estoy ahora mismo (borracha, caliente, en topless, mojada, mareada, etc) la última es consciente de nada.
Sus dedos siguen acariciando mi muslo hacia arriba. Siguiendo el recorrido hacia mi entrepierna. Se me pusieron los pezones duros otra vez. Le miré. Aún en la oscuridad nuestros ojos se encontraron.
—Si vas a hacer ese tipo de cosas. Lo mejor será que lo hagas primero con alguien de confianza. Con alguien que te quiera de verdad. Alguien de la familia.
Y sus dedos llegaron a su objetivo. Me agarró el sexo con la mano y comenzó a hacer presión con el pulgar en mi clítoris. Dejé escapar un suspiro y me mordí el labio de tanto placer que sentí.
—Brot...
—Shhh—me dijo acercándose, poniendo su rostro contra el mío—deja que te toque.
Su piel estaba ardiendo y yo también estaba que echaba humo. La calentura me estaba llevando por un camino nunca antes imaginado. Estire el cuello y alcance sus labios. Pensé que sería un beso modesto pero nos besamos con tanta pasión que casi nos arrancamos las bocas.
Sus labios se abrieron para dar paso a los míos y con una mano me agarró la nuca. Con la otra aprovechó para correr hacia un lado las bragas y manosearme el sexo al desnudo. Toda mi humedad quedó sobre sus dedos y él se aprovechaba de eso para deslizarlos de arriba abajo sin problemas por mis labios vaginales.
Abrí las piernas, quería que tuviera acceso. Le agarré del cuello y le besé con más pasión. El aprovechó mi impulso para deslizar un dedo dentro de mi. Deje de besarlo para soltar un gemido delicioso. Por fin pude dejar escapar todo lo que tenía contenido.
Sus labios fueron a por mis pechos. Atraparon mi pezón izquierdo y comenzaron a succionar frenéticamente al mismo ritmo que el dedo se entraba y salía dentro de mi-
—Aaah—gemí.
Me empujó y caí boca arriba sobre la cama con las piernas abiertas. Él se puso encima mio.
Comenzamos a besarnos otra vez mientras yo sentía su bulto contra mi muslo. Si se movía unos centímetros más pronto su pene haría contacto con mis bragas.
Le agarré la espalda y comencé a mover las caderas. Quería que me metiera los dedos otra vez. Pero él tenía otros planes.
Agarró los laterales de las bragas con ambas manos y me las quitó con cuidado.. Ahora si estaba desnuda expuesta, mojada y caliente para él.
Aunque estaba oscuro vi como agarraba su pene y se masturbaba. Sentí otro escalofrío recorriendo mi cuerpo. No irá a hacer lo que creo que va a hacer.
Colocó su pene a unos pocos centímetros de la entrada de mi sexo. Estaba tan caliente que podía correrme ahora mismo. Estaba haciendo mi mejor esfuerzo para aguantar hasta que.
Por fin su sexo desnudo hizo contacto con él mío. Su pene se deslizó a lo largo de mi humedad. Gemí, estoy en el cielo.
No sabía que esto se podía sentir tan bien. No tenía ni idea. Abrí más las piernas cuando pensaba que no se podrían abrir más y el siguió deslizando su pene por mis labios suavemente, acariciando todo mi sexo y haciendo presión con el glande en mi clítoris.
—Me quieres volver loca—dije y escuché su risita.
—Ese es el punto.
—Creo que te gusta demasiado restregar la verga en la vagina de tu hermana—volvió a soltar una risita.
No sé qué me pasa. No sé por qué digo estas cosas tan obscenas.
—No lo haría si a ti no te gustara
Dijo mientras nuestros sexos seguían frotándose. Poco a poco podía sentir como hacía un poquito más de presión y como mis labios se estaban abriendo para que su polla entrara.
—No voy a contestar a eso.
—No tienes que hacerlo. Ya sé la respuesta.
Tuve que reirme.
—Tenías bien escondido este par de tetas—dijo haciendo un poquito más de presión. Sacudí las caderas en un acto reflejo y gemí como toda una loca descontrolada.
—Shhhh. Nos van a oír.
Tuve que controlar mis ganas de gritar
—No quieres que escuchen como me la clavas toda.
¿Quién eres y qué has hecho con Tanya?
—Creeme lo digo por tu bien— y empujó un poquito más. Trague en seco. Faltaba muy poco. No puedo creer que mi hermano sea quien vaya a desvirgarme.
—Mmmm. Te creo.
Se inclinó hacia delante para besarme y eso hizo que se clavara todavía más. Ya podía sentir más de la mitad dentro de mi. Nunca me había sentido tan abierta y tan caliente en toda mi vida.
—Puedo parar ahora si quieres—me susurró al oído.
—No te atrevas. Termina lo que empezaste.
—Wow—volvió a soltar una de sus risitas— ¿Estás caliente como una perra verdad? ¿Quieres que te la meta verdad? ¿Eres toda una puta verdad? ¿Quieres que te folle? ¿Eh? Dime Sis. Quieres la verga de tu hermano todita para ti.
Me mordí el labio. Esto es demasiado fuerte.
—Responde puta—dijo y me agarró de la barbilla. Mi cuerpo iba a explotar de placer.
—Si. Si. Si quiero. Si quiero.
Y mis deseos fueron órdenes.
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