Strip Poker 09 Mariana y los chicos

 


Strip Poker 09 Mariana y los chicos

Richard:

Zabdiel se llevó a su hermana en brazos escaleras arriba. Ojala eso no matará la vibe de la noche. Para Ricard ver a mujeres desnudas no era algo muy alejado de su vida cotidiana, pero tenía que admitir que el jueguito del Strip poker le había entretenido más que muchas de sus noches de juerga.

¿Quién iba a decir que le iba a ver todo a Mariana? Y mejor ¿Quién iba a decir que la hermanita menor virginal podía llegar a dar tanto juego?

Nunca le había prestado mucho tanto atención al asunto, pero la piel y la mirada de Tanya le resultaban atractivas. El motivo, las hermanas menores se respetan. Zabdiel era su amigo y para él su novia y hermana eran intocables, aunque claro… en un juego todo estaba permitido.

Igualmente, lo mejor era matar todo tipo de atracción física que pudiera sentir por Tanya. El no sería nada positivo en la vida de la chica. Se conoce y sabe que luego de que ella caiga en su trampa el hype pasará y ella se convertirá en otra conquista de su lista ya bien larga.

—¿Qué tienes en contra de la pobre chica?—le preguntó a Mariana que no se callaba la boca repitiendo como el juego había sido demasiado para Sis y como nunca debíamos de haberla dejado participar.

—A ti lo que te molesta es que nos gusten más sus tetas que las tuyas.

Y como no. SI Tanya tenía un buen par de melones oscuros. Sus tetas eran firmes y contundentes con la aureola más oscura aún y los pezones como dos botoncitos pequeños que piden a gritos ser apretados. Un once de diez.

—Como me iba a molestar eso cuando sé que más que sus tetas a ustedes les encanta mi culo— la rubia que se puso de pie y le dio la espalda dejando su culo empinado y respingón en dirección a su cara.

Mariana tenía un culo riquísimo. Nalgas redonditas y blancas que cuando se inclinaba hacia delante dejaban ver ver toda la entrada de su vagina que asomaba algunos fluidos.

—Y a ti como te gusta enseñarlo zorra.

Richard estiró la mano y logró agarrar una de las nalgas. Ella se dejó por un rato, pero luego cuando intento alcanzar su sexo ella se apartó hacia el lado de Chris.

Richard se volteo a ver a su amigo y no fue necesario que dijeran nada. Podían comunicarse solo con la mirada. Chris agarró a Mariana por la cintura y le deslizó uno de los dedos por todo su sexo mojado.

—Así que el puede y yo no—preguntó.

Erick lo observaba todo desde su silla agarrándose el pene con la mano. Richard lo llamó para que se acercará y el chico vino hasta ellos sin dejar de masturbarse.

Ahí estaban los cuatro. Mariana inclinada hacia delante con una de las manos de Chris en la cintura y con la otra metida entre las piernas. La rubia dejo escapar un gemido.

—Chris es mi hermano.

Pobre Mariana, parece que no había aprendido nada en todos estos años. Lo que es de Chris es de Richard, y lo que es de Richard es de Chris. Sin decir nada el chico también deslizo un dedo dentro de su sexo que se abrió para recibirlo. Ella gimió, sacudió las caderas y ambos aprovecharon para meterle sus dedos con más prisa.

—Paren paren paren—dijo ella agitada.

Erick se estaba masturbando a buen ritmo y las vergas de Chris y Richard ya estaban durísimas. La chica se movió y se sentó sobre la mesa con las piernas abiertas.

—No pueden tocarme. Yo tengo novio. Pero si que los puedo ayudar a que se…—e hizo un gesto con la cabeza señalando a Erick que deslizaba su mano de arriba abajo a todo lo largo de su miembro.

—Yo acepto—dijo el de los ojos verdes.

Todos habían tenido más o menos su poquito de acción. Pero Erick aún no así que es normal que el pobre tuviera la polla bien tiesa.

Christopher asintió y hasta el mismo Richard estuvo de acuerdo. Los tres se pararon en frente de ella que abrió más las piernas sobre la mesa.

—Les gusta así—dijo y comenzó a agarrarse las tetas.

Al parecer a Erick si le gustaba porque se la estaba cascando muy de prisa.

—Suave—dijo Chris agarrando la verga de su amigo—suave o acabarás rápido.

Y comenzó a deslizar su mano delicadamente sobre el miembro de Erick como antes había pasado su lengua por el de Richard.

Erick tenía los ojos abiertos de par en par. De seguro era la primera vez que otro hombre le tocaba el aparato. Su rostro reflejaba confusión, pobrecito. Richard quería reírse a carcajadas pero no lo hizo por respeto.

Miriam seguía restregándose las tetas y mordiéndose los labios. Después llevó las manos a su entre pierna. La tenía rosdita y cubierta con algunos pelitos, pero aún así daban ganas de metérsela. Tenía el clítoris firme y los labios algo separados de donde salía ese líquido pegajoso y transparente que a Richard tanto le gustaba lamer.

—¿Les gusta? ¿Van a correrse ya? ¿O quieren me meta los dedos?

Y acto seguido deslizó dos dedos dentro de ella arqueando la espalda hacia atrás. Ese fue el detonante. Chris soltó la verga de Erick y dejo que el chico se tocará con tanta intensidad como quisiera. Ellos dos hicieron lo mismo. Llevaron las manos a sus penes y los recorrieron de arriba abajo mientras Mariana se metía los dedos frenéticamente.

—Ay si que rico. mmm Richi que verga más grande tienes.

La chica lo estaba provocando y él cayó como un chino a un pozo de agua. Pero Erick tampoco se quedaba atrás. Ambos chicos acabaron a la vez gimiendo exasperados y bañando de semen todo el abdomen blanco y plano de la chica.

—Si si así lleneme todita.

Ella se seguía tocando cada vez más rápido. Hasta que Chris se adelanto, dio un paso y se la metió en la boca para empezar a correrse.

Ella soltó un grito agudo. Se estaba corriendo al mismo tiempo que el se corría en su boca.

Richard y Erick ya agotados tomaron asiento uno junto al otro y observaron el espectáculo. Chris gemía y se podía ver como lo blanco brotaba de la comisura de los labios de la rubia. Muy pornográfico.

Cuando ya el chico tuvo suficiente también tomo asiento. Ella se dejo caer sobre la mesa mientras seguía gimiendo y tomándose los últimos tragos de semen.

—¿Bueno qué?—preguntó Richard a Erick.

—Una puta locura—comentó el chico y los tres tuvieron que reírse.

—Saben—dijo Mariana retorciéndose sobre la mesa aún llena de semen— Esta puede ser la noche más interesante que he tenido en años. 





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