25 Para eso están los hermanos
La toalla descansa en el suelo. Mi cuerpo ya seco y desnudo ha quedado completamente a la vista y deleite de brother. Lo primero que pensé en hacer fue en cubrirme las tetas, pero luego recordé sus palabras y si esto va de sentirme cómoda conmigo misma tengo que resistir. Intento pensar en como ayer estaba asi mismo frente a todos y no me molestaba... o no mucho.
Brother me observa y toma asiento sobre mi cama mientras asiente. Como se ha sentado con las piernas abiertas puedo notar como su pene comienza a despertar. Quiero taparme los ojos, pero ya que he mpezado en el mundo del sexo no puedo echarme atrás. Pienso en Joel y en como me encantaba ver su verga dura. No es para tanto... respiro... no es para tanto.
—Baff—esuchó a brother suspirar.
—¿Qué?.
—Te ahogas en un vaso de agua. Sis tienes un cuerpo de infarto.
Ni en tres mil vidas hubiera imaginado a alguien jamás decirme eso. Tiene que estar bromeando.
—Dale brother deja las bromas.
—Estoy hablando en serio. Además unas tetas riquĂsimas, todos los hombres se morirĂan por follarlas.
—¿No que a ustedes les gustan las tetas pequeñas y los culos grandes?
—¿De dónde sacaste eso?
—Mariana dijo que...
Por supuesto, por supuesto que ella va a decir eso, porque ella tiene las tetas chiquitas y tremendo culazo. Por supuesto ella estaba alabandose, y yo que me lo tomé muy a pecho como si mi cuerpo fuera el problema. Brother soltó una carcajada.
—Acércate—me dijo y di un paso hacia él.
AlzĂł sus manos y las colocĂł sobre mis pechos. Luego los apretĂł y empezĂł a apretar los pezones suavemente.
—Esto... ¿Sabes cuantos hombres se mueren por hacer esto? Un millón.
Tuve que sonreĂr como una boba.
—Que exagerado eres
—Para nada. Y esto—dijo y se llevó uno de mis pezones a la boca y los recorrió suavemente con la lengua— Tres millones.
VolvĂ a reĂr. Solo Ă©l podĂa hacer esas bromas.
Una brisa de aire fresco se colĂł por la ventana y aproveche para sentarme en la cama a su lado. Me siento como si me hubieran pasado tres trenes por arriba asi que apoyo mi cabeza en sus piernas y me acuesto en posiciĂłn horizontal. Él me sonrĂe y comienza a acariciarme el cabello.
—Sis.. creo que te hemos sobreprotegido mucho.
—¿Hemos?—pregunto anonadada— Mamá y papá seguro pero tú desde cuando.
—¿Bromeas?—dice y su mano se desvĂa y llega hasta uno de mis pechos— yo soy el que más te protege de los tres.
—Jaj, ¿Y cómo me proteges tú?
—Evitando que los tipos se te acerquen.
Su mano ha comenzado a masajear mis pechos y apretar mis pezones como no ya se han puesto duros como rocas.
—Asi que tú tienes la culpa de que me vaya tan mal en el amor.
—Eh eh no no no eso no. De eso tienes la culpa tú solita yo solo te protejo de malas influencias y de payasos sin futuro.
—wow, gracias
—Solo hago mi trabajo de hermano mayor ÂżO crees que dejarĂa que cualquiera tuviera acceso a estas tetas?
Ahora aprieta ambos pechos con ambas manos, los masajea, pellizca los pezones, masajea y aprieta otra vez.
—¿En serio crees que mis tetas son para tanto?
—Obvio y hasta me quedo corto. Son grandes y blanditas tan delicadas ychupables..
Ahora las apretó fuerte antes de estirar los pezones con aún más fuerza. Tuve que apretar los labios para no soltar ningún gemido.
—Pero solo mis tetas o el resto de mi cuerpo también porque tu puedes decir algo pero...
—Sis sis, que te dije de sobrepensar las cosas.
Ahora su mano izquierda se extiende un poco más y recorre mi abdomen de arriba abajo provocandome cosquillas.
—No lo sé, no puedo evitarlo.
—Si cualquier otro hombre te tuviera asĂ ahora mismo ya te la estuviera metiendo toda. Es más, a mi que soy tu hermano me está costando mucho contenerme. Ya tengo la verga durĂsima mira.
Con cuidado me di vuelta y me acostĂ© boca abajo, apoyando las tetas contra la cama y con el culo en pompa y los pies flexionados apuntando al techo. La verga de brother estaba dura apuntandome a mi. Estaba tan rica como siempre, gruesa y con la cabeza rosadita pidiendo a gritos ser lamida. Me hubiera encantado animarme pero todavĂa eso me da un poco de vergĂĽenza.
—Y ese culo ufff. No creo que haya nadie que se resista a follarse ese culo.
—No mientas brother. Mi culo no es para tanto. Mariana sà que tiene buen culo, es grande y siempre se le ve la entrada de la concha. La tiene rosadita y se que eso te encanta.
—No sabes nada de hombres verdad—dijo y me dio una nalgada para luego amasarme el culo con ambas manos.
Yo inconscientemente levante las piernas haciendo que mis nalgas le fueran más accesibles.
—El culo de Mariana es de infarto, no lo voy a negar. Pero el tuyo vuelve loco a cualquiera, puede que hasta incluso más.
—Yo no tengo la concha rosadita.
El tuvo que reĂrse.
—Si que la tienes. Sis ¿nunca te las has visto en un espejo?
Me quedĂ© perpleja. Claro que no, jamás habĂa hecho eso. Para mi masturbarme ya es suficiente.
—No le cuentes esto a Mariana pero tienes la concha más bonita que he visto. Es perfecta, es carnosa y está muy apretada.
Sus palabras hicieron que la humedad se apoderara de mi entrepierna y esa humedad traicionera hizo posible que uno de sus dedos se deslizara dentro de mi. Utilice todas mis fuerzas para contener los gemidos, tenĂa miedo de que si gemĂa se detuviera.
—Mira esto—dijo como si pudiera ver algo de lo que hace allá atrás— tu vagina me aprieta los dedos y me los está empapando. Mientras más los meto más rico se siente.
En efecto, mientras más adentro los metĂa más delicioso.. Yo estaba que iba a explotar de la calentura, con el culo muy empinado y sus dedos bien clavados dentro de mi conchita.
—Tienes que dejar atrás esas inseguridades. Yo te ayudo las veces que haga falta.
—¿De verdad?
—Claro que sĂ. Para eso están los hermanos. la prĂłxima vez que te pongan una verga delante vas a saber quĂ© hacer.
—¿Cómo?
—Porque te voy a enseñar a chuparla como toda una puta.
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