Hermanastro
Dedicado a Karla Ugalde
El cielo estaba oscuro y una tormenta se avecinaba. Mi madre que trabajaba en el hospital todavía no había regresado a casa. Vivíamos solas y yo que estaba muy aburrida, sin internet y sin nada bueno que hacer, simplemente aproveché para probarme ropa que tenía guardada desde hace mucho tiempo. Opté por un pequeño short que apenas cubría mi cola.
Me estaba viendo al espejo cuando sonó el timbre . Por un momento pensé que era mi mami, pero cuando abrí la puerta me di cuenta de que era mi hermanastro, Christioher. Christopher era hijo del novio de mi madre y ellos vivían en la casa de enfrente.
– Hola Christhopher, mi mamá no está en la casa – saludé
– Ya lo sé, vengo a cuidarte. Tu mamá me dijo que tardaría un poco y me pidió el favor – respondió mientras me veía de arriba abajo.
Eso me causó un poquito de incomodidad, pero como estaba agradecida de tener compañía no le presté mucha atención. Lo hice pasar y en unos minutos estábamos viendo una película en la sala.
Ya habían pasado 2 horas entre risas y pláticas divertidas, cuando sonó el teléfono. Christopher contestó y por lo que deduje, hablaba con mi mamá.
– ¿Era mamá? – pregunte en cuanto colgó.
– Si. Dice que pasará la noche en el hospital ya que la tormenta está muy fuerte.
Y en efecto, así era. La lluvia caía con fuerza y los relámpagos la acompañaban. Vimos un par de películas más, hasta que nos dio hambre.
– No te preocupes, yo preparo algo rápido tu espera aquí – dijo mientras se dirigía a la cocina.
Me quedé en la sala buscando nuestra próxima película. Pasados alrededor de 5 minutos llegó con 4 sándwiches y 2 vasos de refresco. Comimos entre risas aunque de vez en cuando notaba que Chris me miraba de forma rara.
Eran casi las 10 de la noche cuando decidimos ir a dormir. La tormenta aún no terminaba. Cuando traté de levantarme, un mareo repentino me hizo sentar de nuevo. Todo a mi alrededor empezaba a dar vueltas y sentía mi cuerpo adormecido.
– ¿Qué pasa preciosa? ¿No te puedes mover? – dijo riendo
– Si, pero no sé por qué.
– Eso es por levantarte muy rápido, ven te ayudo a ir a tu cuarto.
Agradecí el gesto. Christopher pasó una mano por mi cintura, y puso mi brazo sobre su cuello. La mano que inicialmente tocaba mi cintura, ahora subía hacia mis senos.
–¿Ey pero qué te pasa? No me toques así – dije tratando de apartarme, pero era imposible.
Él no dijo nada, seguía tocando mis senos y ahora también mi cola. Yo trataba con todas mis fuerzas de hacer algún movimiento, pero me era imposible. Cuando llegamos a mi cuarto, me tiró de espaldas sobre la cama.
– Que rica estas hermanita – dijo mientras tocaba mis muslos.–o debería decir hermanastra.
– Christopher déjame, no me hagas esto por favor– a este punto mis lágrimas amenazaban con salir.
El simplemente se reía. Sacó su celular y le dio al botón de grabar, luego lo dejó sobre mi repisa, de modo que capturaba todo lo que pasaba en la cama. Después se posicionó sobre mi, y de un jalón, me desprendió de mi pequeña camiseta.
Empezó a manosear mis senos sobre el brasier. Besaba mi cuello y mis hombros. Bajó sus labios a mi ombligo y después a mi short. Con cuidado lo desabrochó, retirandomelo junto con mi ropa interior.
– Que rico tienes esto hermanita, depiladita como me gusta – y se lamió los labios mientras pasaba sus dedos por mi entrepierna.
Yo gritaba con todas mis fuerzas pero era imposible que alguien me escuchara, pues el sonido de la lluvia cayendo convertía mis gritos en susurros.
Bajó su boca a mi vagina, abriendo mis piernas, dejándola expuesta para él. Las lágrimas empapaban mi rostro, y solo deseaba que terminase rápido. Pasó su lengua por todo mi sexo, pero se centró en lamer y chupar mi clitoris.
– Esto te pasa por puta, crees que no me di cuenta de que se te ven las nalgas con ese shorcito? Eres una puta, eres ahora mi puta – dijo mientras volvía a chuparme.
Mi cuerpo que antes estaba totalmente dormido ahora podía sentir al menos los movimientos de su lengua. No pude negar empezar a sentir pequeños empezamos de placer.
– Veo que el efecto de la droga que eché en tu bebida se está pasando – dijo el muy cabrón mientras reía. ¿O será qué te está gustando lo que te hago?
No dije nada, pero mis propios gemidos no tardaron en delatarme. El placer era mayor que el miedo, tanto que mi espalda se arqueó para darle un poco más de acceso a mi vagina.
– Si lo estás disfrutando putita. Así me gusta
Los ruidos de placer eran música para sus oídos y yo quería gritar, pero mi cuerpo excitado me traicionaba. Incorporó un dedo a sus lamidas y comenzó a masturbarme con él. Luego retiró la lengua y se puso a besar mis pezoncitos mientras me penetraba rápidamente con su dedo índice. Las piernas comenzaron a temblarme y temí que fuera a correrme.
– Di que eres mi puta–acercó su boca a mi oído.
Pero me quede callada.
– Lo vuelvo a repetir, di que eres mi puta
Negué con la cabeza, pero que mi mente siguiera firme no significaba nada para mi cuerpo, pues mi respiración se aceleraba y mi espalda se arqueaba debido a los movimientos de sus dedos en mi vagina.
– Bien – dijo dejando de masturbarme, un quejido salió de mi boca – Quiero que me supliques para que te penetre, que me ruegues que lo haga, o de lo contrario seré el único que disfrute y no te dejaré acabar – añadió tomando su celular y grabando mi cara.
La excitación era grande. Mi vagina necesitaba sus dedos nuevamente, y bueno aunque me cueste admitirlo también deseaba su pene.
– Soy... soy tu puta–susurré.
–¿Cómo?
–¡Soy tu puta!–grité esta vez–Quiero que me lo metas. – y acto seguido puse cara de niña buena mordiéndome el labio. Eso solo lo excitó aún más.
– Está bien hermanita, te daré lo que me pides – dijo mientras ponía nuevamente el celular en la repisa.
Se quitó los pantalones, la ropa interior y poniéndome de rodillas deslizó todo su miembro duro por mis labios para luego mirarme con rostro divertido mientras me ordenaba chuparlo.
Como buena puta empecé a disfrutar de aquel pene. Mientras lo chupaba, Christopher soltaba fuertes gemidos y me decía lo buena puta que era. Lo miré a los ojos y puse la cara más inocente, a lo que él no resistió más y me tiró a la cama abriéndome de piernas. Posicionó su pene sobre mi mojada vagina y de una sola estocada me penetró toda.
–Aaaaaaah
Un gemido de dolor salió de mis labios, sentí como las paredes de mi vagina se rasgaban. Mi hermanastro me estaba follando. Salió completamente de mi, volviendo a meter su pene de un solo golpe. Sus movimientos eran continuos y yo disfrutaba. Sus dedos se encargaban de mi clítoris, haciéndome gritar de placer.
– Soy tu puta, quiero ser siempre tu puta. Dame más duro por favor, – dije, notando su expresión de asombro.
Se acostó sobre mí, sin dejar de penetrarme, y empezó a chupar mis pezones que necesitaban su atención. Gemí en su oído y noté que eso lo puso loco perdido porque incorporándose nuevamente me tomó del cuello dándome con más fuerza
Minutos después me puso en cuatro, penetrándome y nalgueándome. Después de eso se acostó sobre mi espalda, haciendo que mi vagina se cerrara con su pene adentro y haciéndome chillar de placer. Me alzó un poco del cuello, y besó intensamente mis labios sin que yo pusiera resistencia.
–Eso mi amor, me encanta cuando haces lo que quiero.
Y como recompensa empezó a darme nalgadas. Chille y grite de placer con cada una, pero no importaba porque con esa lluvia tan fuerte los vecinos no se enterarían de nada. Yo comencé a mover las caderas y él a darme estocadas cada vez más rápidas. Nuestros gemidos se hicieron cada vez más intensos y en pocos segundos mi interior se estaba llenando del semen espeso de mi hermanastro.
Estuvimos cogiendo el resto de la noche. Él corriéndose dentro de mí múltiples veces y yo recibiendo todo con placer. Solo paramos después de la quinta vez y entonces nos quedamos dormidos. A la mañana siguiente se despidió de mí con un beso en los labios.
– Recuerda que eres mi putita – me dijo al oído, toó su móvil y luego se marchó.
Mi madre llegó una hora después.
Los días pasaron y yo no podía borrar el recuerdo de la polla de Christopher. Me calenté tanto imaginando que me follaba que tuve que buscar un video porno para masturbarme. Mi sorpresa fue que en mi búsqueda encontré el video en el que me hacía suya a nombre de una pagina pornográfica reconocida. Follando a mi hermanita muy puta, se llamaba. El muy cabrón de seguro había vendido los derechos del video. primero me llene de rabia, pero luego me enamore de la diosa del sexo que aparecía en esa grabación que ya habían visto más de cincuenta mil personas. Como si estuviera poseída saque mi teléfono y llame al número que aparecía en pantalla. Quería trabajar ahí.
FIN
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