Paseo por el campo
1
Voy caminando por un verde campo, rodeada de flores de todos colores. Llevo puesto un vestido amplio, de esos amarrados al cuello con un escote pronunciado que llega casi hasta la cintura y deja que se vean mis pechos generosos. Debajo solo llevo unas pequeñas braguitas de encaje en forma de hilo dental, o sea que apenas cubren mi triangulito. También llevo unas sandalias blancas, bajas, cómodas y perfectas para caminar. Entonces veo que un hombre se acerca a mí...
No le conozco, pero parece que tiene prisa por alcanzarme. Creo que debería alarmarme porque al fin y al cabo estoy sola y no hay nadie alrededor por kilómetros, pero solo me quedo de pie viéndole venir hasta que esta frente por frente a mi. Él va vestido con un pantalón muy ceñido al cuerpo, una camiseta negra y una chaqueta combinada con unas botas altas de piel todo de negro. Me hace sentir muy frágil y femenina a su lado. Se da cuenta que le estoy mirando y entonces me dice que no debería andar sola por el campo, que es muy peligroso. No sé por qué, pero en lugar de temer, me estremezco y con gran sorpresa descubro que mi ropa interior está mojada. Estoy excitada y me doy cuenta de que deseo a ese hombre incluso sin saber quién es.
Él lee en mis ojos el deseo, es tan evidente que casi se puede respirar. Se acerca un poco más a mí y, sin más, estira una mano, toma uno de mis pechos sobre el vestido y comienza a acariciarlo. Nada más de sentirlo me siento casi acabada... estoy perdida y dispuesta, demasiado dispuesta a hacer lo que él quiera. Siento su mano recorrer mi pecho hasta endurecerl el pezón. Es entonces que me doy cuenta que en la otra mano lleva una fusta de caballo y tontamente le pregunto si ha llegado ahí montando. Me sonríe y me dice que sí, que su caballo está pastando atado a un tronco a unos cuantos metros y que lo dejara descansar un largo rato puesto que pretende realizar otro tipo de monta en esos momentos. Nada más oírlo me atraganto y viendo cómo sonríe me pierdo en sus ojos verdes de llameantes de deseo. Él levanta la otra mano, aprisiona mi otro pecho y me masajea los dos con ambas manos hasta hacerme sentir en la gloria.
Se vuelve un poco más intrépido y aparta la tela de los pechos para tocarlos por fin sin barreras, pero como se le dificulta un poco, simplemente sube ambas manos a mi cuello y desata el vestido, dejando mis tetas desnudas completamente a la vista. Yo solo atino a acariciar sus fuertes brazos mientras él se acerca más, se pone de rodillas y comienza a lamerme un pecho mientras el otro sigue siendo torturado por su mano. Luego cambia y empieza a intercalar entre uno y otro. Los lame, muerde y acaricia con la lengua. Siento como un torrente emana de mi vagina, tan es así que él lo descubre y sonríe.
"Así que me deseas tanto como yo a ti... muy bien muñequita, te haré gozar como nunca nadie lo ha hecho y después de que acabe contigo me rogarás que te lo vuelva a hacer, una y otra vez hasta que no puedas siquiera moverte"
No sé por qué no me suenan mal sus palabras cuando en otra persona me molestarían... así que no digo nada, de mi garganta sólo sale un gemido hondo y profundo.
Toma la fusta del suelo y con ella, sin dejar de besar mis pechos, comienza a subir la falda del vestido y me dice un tanto ronco que lo suelte, para poder admirarme. Hipnotizada libero el botón que sostiene el vestido en mi cintura y éste cae al suelo quedando yo sólo con el pedacito de encaje entre mis piernas. Entonces él se sienta en el suelo y me ordena quedarme de pie y que me acerqué a él. Así lo hago y entonces comienza a jugar con el cuero sobre mis piernas, acercándose a mi entrepierna que evidentemente está muy mojada.
Me ordena, con voz seria y ronca que abra las piernas, y al hacerlo llega con la fusta hasta mi rajita caliente. Metiendo la fusta entre los hilitos que sostienen las braguitas, las rompe, las deja caer al suelo y comienza ya yo totalmente desnuda a juguetear con mi sexo.
Toma la fusta al revés y la parte gruesa empieza a pasarla suavemente por mi rajita hasta que queda totalmente húmeda de mis jugos y sin más aviso empieza a metérmela dentro.
Mmm. tuve que gemir, llegaba tan profundo que no pude evitar tener mi primer orgasmo, corriendome mientras mis piernas temblaban y mis pechos rebotaban delante de sus ojos. Eso despertó en él un deseo tan salvaje que me tiró al suelo y al tenerme boca arriba se montó sobre mí.
Si te gusto eso preparate para lo que viene mi amor porque tengo algo aún más grueso para ti.
Rápidamente se deshizo de su ropa y quedó desnudo dejandome descubrir su pene, largo, grueso y precioso a decir verdad. Mientras se sienta y me jala del cabello me dice que me lo trague todo. yo contenta obedezco y empiezo a pasarle la lengua por todo el tronco y la cabeza de ese rico pene, está saladito y lo lamo hasta tenerlo totalmente mojado. Entonces empiezo a tragármelo, como esta grueso se me dificulta un poco al principio pero eso no me detiene, al contrario, me gusta la sensación de tenerlo enterito en mi boca.
Empiezo a mamárselo con suavidad mientras mis manos lo acarician ese par de bolas que lo acompañan, bellas, duritas, bien formadas que tiene. Lo escucho gemir, sé que está gozando enormemente la mamada que le doy... entro y salgo entro y salgo cada vez más rápido, gozando yo también.
Cuando ya está por correrse me aparta de su pene, me jala y me ordena ponerme sobre él pero de espaldas. Asiento y me doy la vuelta empinando mi culito, bajo lentamente y siento como su pene se va abriendo camino entre mis labios vaginales. Cuando entra entera grito del placer y entonces empiezo a moverme, él agarrando mi cintura.
Es delicioso sentir como su miembro se desliza cada vez con más soltura dentro de mí. Cuando los dos alcanzamos un ritmo frenético, me empuja de tal modo que quedó en 4 y él sin salirse de mí queda montándome, por lo que ahora más que nunca domina la cabalgata. Así empieza un ritmo de entra y sale de mi rajita caliente y mojada. Al poco rato, cuando ve que estoy a punto de correrme me dice que es hora de probar la segunda pose.
Me levanta, se sienta, me pone frente a él y me hace montarlo, ahora sí cara a cara. Empezamos a movernos suave, tan deliciosamente que puedo sentir como si su pene fuera ya parte de mi. Entonces él se tira de espaldas, me arrastra con él y seguimos moviéndonos deseosos. Mis gemidos no se contenían y los suyos tampoco, era cuando más placer nos estábamos dando hasta que siento como empieza "algo" a buscar entrada por mi culito.
Me detengo y él me sonríe pícaramente. Me muestra la fusta y me dice, poniéndola en mi boca que la moje para facilitar la entrada. Empiezo a mamar la fusta de tal modo que le veo gozar del espectáculo. Cuando está más que mojada, me la coloca en el culito, diciéndome que me abra las nalgas para poder colocarla... y así lo hago. Empieza a meterla suave, pues estoy muy estrecha... hasta que aprovechando un momento en el que su pene casi se sale de mi vagina, mete la fusta haciéndome gritar del dolor.
Y entonces la deja quieta mientras se mueve dentro de mi vaginita con ese tronco tan grande que tiene abriendome más con cada penetración. Luego de varias embestidas poco a poco empieza a mover la fusta hasta que me oye gemir de placer y entonces sí, me siento llena de ambos lados. Me da con furia y pasión por los dos agujeritos sin parar. Una y otra vez arremete contra mí dándome el mayor placer que nunca había sentido.
Sigue moviéndose hasta que me oye como acabo una y otra vez en una cascada de orgasmos deliciosos. Es entonces cuando me dice que ya no aguanta más y que me regará la vagina con su leche. Aceleró los movimientos de su tronco y de la fusta hasta que lo siento acabar justo cuando me viene un orgasmo más y los dos sudorosos y agotados quedamos rendidos. Él retira la fusta, pero no se sale de mí y me dice...
Sólo descansaremos un poco muñeca, ahora vas a sentir el verdadero placer de ver como me pongo duro dentro de ti. "
2
"Estamos tirados en la hierba y lo siento aún dentro de mí. Es algo que nunca había sentido y mucho menos vivido. A plena luz del sol, los únicos testigos el cielo y las aves que curiosas pasan por ahí, yo intento moverme, pero él me toma por la cintura y me dice que no, que me quede así y mientras se mueve suavemente empieza a decirme que me había visto varias veces por ahí en las calles y que me había deseado desde el primer día, que cuando me vio caminando por ahí no se pudo resistir a acercarse con la intención de intercambiar saludos, pero nunca pensó que lograría tenerme ahí mismo. Sus movimientos me vuelven loca, aunque aún no se ha vuelto a excitar, el tamaño de su pene me produce gran placer e instintivamente comienzo a apretar las piernas, lo que lo hace gemir.
Empezamos a movernos suave y es entonces cuando poco a poco voy sintiendo cómo se endurece. Me toma por desprevenida y gira quedando sobre mí para empezar a moverse con más ganas. Era tan rico que mi sexo mojado ya estaba completamente empapado.
Lo siento tomar un ritmo impresionante, salvaje, un tanto violento pero maravilloso que me hace gritar con cada arremetida de tanto placer que me causa. Es delicioso... y no para, sigue una y otra vez sin siquiera intentar cambiar de posición, penetrandome deliciosamente hasta que los dos llegamos al cielo y acaba estrepitosamente dentro de mí mientras yo le muerdo el hombro. Al terminar, sale violentamente de mí y me dice que se va,lo que me desconcierta terriblemente. Buscó entre sus ropas y sacó papel y bolígrafo, me anotó una dirección y me dijo
Quiero que estés aquí cuando caiga el sol linda. Pero ven preparada para quedarte toda la noche. La vas a pasar muy bien, ya verás.
Y me besa y se viste a toda prisa.
Yo también comienzo a vestirme sintiéndome un tanto mal. Cuando termino de vestirme él también ha terminado de ponerse las botas y me toma en sus brazos y me besa para despejar todas las dudas.
No puedo esperar a que se haga de noche bombón
Dice, sale corriendo y le veo alejarse en su caballo.
Ya sin ganas de estar ahí, regresó caminando a mi casa y me meto a la ducha donde tengo una lucha de opiniones y sentimientos, unos me dicen que corra a verle y otros que no lo haga. Me acuesto a dormir un rato y me levanto cuando oscurece y como si una fuerza me moviese, me visto, maquillo, tomo mi bolso, salgo de la casa y con paso firme voy a la dirección que me dio que es una casona enorme.
Llego y toco el timbre. Me abre con un pantalón de mezclilla azul, pegado al cuerpo y sin camisa, sonríe y me invita a pasar. Nada más poner un pie dentro me abraza y me besa con una pasión abrasadora. Recorre con sus manos mi cuerpo y me pregunta al oído si llevo algo debajo del vestido... a lo que le respondo que sólo el liguero. No sé por qué me vestí así, pero me siento sensual.
Él me dice entre gemidos que eso lo calienta mucho y que no puede esperar para enseñarme placeres inesperados. Me lleva a una habitación iluminada solo con velas. Una vez ahí me vuelve a besar y me va moviendo hasta quedar pegada a una pared. Me levanta ambas manos y de repente siento como esposa mis manos en alto, por lo que me asusto mucho y le digo que no juegue más.
Tranquila muñeca no te dolerá y lo vas a disfrutar mucho.
Y sonriendo comienza a besar mi cuello mientras sube mi vestido y deja al descubierto todo mi cuerpo, pues lo sube hasta tapar mi cara y ahí lo deja. Me asusto de nuevo y él me dice que solo quiere darme placer, que no tema... pero su voz me causa, además de excitación, cierto temor.
Empieza a besar mis rodillas, lamiéndolas mientras sube más y más hasta que se coloca entre mis piernas. Las que abre, me levanta una pierna, la coloca en su hombro y empieza a lamerme la rajita mientras sus dedos me la abren del todo. Empieza a devorarla y el temor que sentía desaparece para convertirse en un placer inexplicable, poderoso, delicioso y haciendo que me moje al instante. Cuando lo siente empieza a meterme tres de sus dedos gruesos de golpe en mi sexo húmedo y eso precipita mi cuarto orgasmo del día.
Pero él implacable sigue martirizando mi clítoris y uno de sus dedos va a dar a mi culito. Empieza a meterlo una y otra vez moviéndolo en círculos para dilatarlo. Luego mete dos y sigue dándome lengua en la conchita, lo que me tiene como loca aunque no pueda verle ni tocarle.
Poco después mete un tercer dedo en mi culito y empieza a abrirlo para dilatar más todavía. Me siento tan abierta que eso me hace correrme una vez más, al sentirlo, se para y pasa la lengua desde mi conchita hasta mi cuello pasando por mis pechos.
Cuando estuvo de pie escuché como se quitaba la ropa y a los pocos segundos sentí su piel contra la mía.
Me abraza y me levanta una de las piernas hasta su cuello y entonces me penetra de golpe. Con toda la fuerza de la que es capaz empieza a arremeter contra mí mientras sus dedos de nuevo se meten a mi culito una y otra vez sin parar. Me estaba cogiendo como si su vida dependiera de ello.
Sigue frenético hasta oírme correr una vez más. Parece que esa fue la señal para salirse de mí y sin más me da la vuelta, hace que me incline, me abre las nalgas y se acerca con su poderoso tronco hasta pegarlo a mi culo y empieza, sin mucha delicadeza, a meterse dentro de mi culito.
Me duele mucho y lo sabe, noto que suaviza sus movimientos pero no para de moverse hasta estar totalmente dentro de mí y luego comienza un mete y saca que me hace gemir de placer. Increíblemente al poco rato comienzo a pedirle que no pare, que me de con todo y que me haga gozar aún más. Eso pareció enloquecerle de tal modo que me dio con más fuerza y los dos gozamos tanto que yo me corro una vez más.
Ha sido mucho mejor que por la mañana en el campo y él estar imposibilitada a tocarlo o a hacer algo más que no sea lo que él quiere hace que me concentre en mover mis caderas, lo que nos da más placer y así moviéndose más y más lo siento cómo está por correrse salvajemente.
Cuando sentí como su leche salió disparada dentro de mi culito, me corrí una vez más, alcanzando, con él, el clímax más maravilloso de mi vida.
Y luego, después de descansar un poco y de recuperar la respiración, él pegado a mi cuerpo se mueve y me da la vuelta, baja mi vestido hasta su lugar y me desamarra besándome y abrazándome.
No sé cuánto tardamos así hasta que, sin más, me quitó el vestido. Sonriendo y tomándome en sus brazos comenzó a atarme de nuevo.
Preparada muñeca
Estaba preparadísima para que me follara, pero hay una duda que me quema por dentro y me muero por resolver
Puedo saber al menos como te llamas.
El dibujo una sonrisa encantadora con la que sus ojos verdes se iluminaron. Me beso y luego mordisqueó mis labios.
Erick Brian, me dijo, pero tú puedes llamarme amo.
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FIN
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