37 ¿Vamos a seguir jugando?
Era Erick. Su mano subía rápidamente por mis muslos buscando mi sexo pero los movimientos de brother me tenían demasiado hipnotizada como para poner resistencia. Finalmente su mano alcanzó mi clítoris y yo sin decir nada ni voltear a mirarle abrí las piernas. Eso fue un si en toda regla, él lo entendió muy bien y con sus dedos se puso a hurgar en mi conchita mojada.
Brother seguía penetrando a Mariana ya con ritmo fluyente. Claramente se la estaba follando y no lo culpo por estar disfrutando, ese culo debía de estar muy rico. Lo que sí me sorprendió fue ver que ella estiraba la mano y la llevaba a su clítoris. Si alguien llegara ahora mismo y nos sorprendiera pensaría que somos unos depravados.
Ya no sabía ni a donde mirar, si al culo siendo perforado por esa rica verga o a Chris y Zabdiel toquetearse entre sí. Para colmo Erick había atrapado uno de mis pechos con la mano y me estaba apretando el pezón.
Entonces el cronómetro sonó y me sobresalté poniéndome de pie de un salto, pero parece que solo yo me di cuenta porque todo el mundo siguió con su tarea. Brother seguía dándole con fuerza a ese culo y Mariana estaba empezando a soltar algún que otro gemido de placer. Su vagina estaba casi tan abierta como su culo y goteando juguitos. Mucho que no quería, pero ahora estaba disfrutando el cogidón por el culo que le daba brother.
Yo ahora de pie era un blanco aún más fácil y Erick lo aprovechó. Me tomó de las caderas y temí que me fuera a intentar meter la verga, pero no, me abrió ambas nalgas y también metió la punta de un dedo dentro de mi culito, pero antes de que pudiera rechistar metió otros dos dedos enteros en mi conchita. Solo me arquee hacia atrás y gemí bajito para que nadie pudiera oirme. estaba tan excitada que las luces de las velas me parecían arcoíris.
—Así si si papi si—decía Mariana mientras brother le calavaba la verga.
Sus gemidos me estaban calentando mucho, pero no solo a mi. Erick se había inclinado hacia delante y ahora me besaba la espalda baja justo arriba del trasero sin dejar de penetrarme con los dedos.
Entonces escuche el gemido de un hombre. Era Chris, que al parecer no aguantaría mucho más con la mano de Richard pajeándole la verga a la velocidad de la luz. Soltó un gemido y empezó a disparar chorros de semen que de muy mala suerte llegaron hasta la mesa y dieron a parar al rostro de Mariana. Instantáneamente la chica abrió los ojos y me miró. Su mirada esta vez fue sincera, estaba muy excitada y tenía las mejillas rojas. No sé si me pedía permiso para continuar o me decía mira Tanya en las putas que nos hemos convertido.
—Bueno ya pasaron los tres minutos ya se acabó—dijo a brother sacando su pene, dejandonos a todos sin habla al contemplar como aquel culito apretadito se había convertido en un hueco ancho y rojizo. Ufff... eso tiene que haber dolido.
Me aleje de Erick y el muy sucio se llevo uno de los dedos que tenía dentro de mi a la boca. Chris se limpiaba y Richard seguía con la verga dura. Había demasiado olor a sexo en la sala, esto es una completa locura.
Chris que era el único que se había corrido se fue al baño otra vez, brother seguía con su verga paradísima igual que Erick y Richard y Mariana se notaba como una actriz porno a la que acaban de dejar bien acabada. Estaba acostada boca abajo sobre la mesa todavía con las piernas medio abiertas. Me imagino que no podrá cerrarlas por un buen rato.
—¿Vamos a seguir jugando?—preguntó Erick.
—En cuanto Marianita se siente—comentó Richard todavía con la mano en la verga.
—De aquí no me muevo—dijo ella en un suspiro.
—Vamos a echar un piedra papel y tijera para ver quien pierde—propuso brother y como si fueramos niños todos aceptamos.
Mala idea, yo nunca he sido buena en eso. Jugamos los cuatro y fueron ganando Richard y luego brother hasta que solo quedamos erick y yo y finalmente... perdí.
Pero es que quien va a pensar una estrategia para ese juego tan simple, y más cuando todo allá abajo me palpita.
—Sit on my dick the whole three minutes—dijo Richard y yo solté una carcajada. Niba en serio.
—Tú no eres el único que está duro Richard—dijo Zabdiel poniéndome una mano en la pierna y acariciándome el sexo como si fuera lo más normal del mundo— Sis, creo que estás lista para esto.
—¿Y qué es esto?
—Sentarte en cada una de nuestras pollas por un minuto.
Mmm dije para mis adentros. ¿Debería aceptar este castigo?
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