Siempre imaginé que si algún día chupaba una verga mientras alguien me cogía, una de esas dos vergas sería la de mi novio. Él estaba presente, pero no me estaba metiendo nada. Se limitó a mirar cómo sus amigos me usaban.
Quise decir “Bueno, chicos, terminen con esto, que ya llegó demasiado lejos. Esto ya no es una bromita. Me están garchando”; pero no pude, porque tenía la boca ocupada. Esos segundos que me mantuvieron chupando verga fueron decisivos, para que mi cabeza hiciera click. La calentura se hizo tan potente que yo misma le agarré la verga a Erick y empecé a comérmela. Mientras tanto di saltos sobre la pija de Christopher . Estaba decidida: si me van a garchar, entonces pienso disfrutarlo.
Después de unos segundos, Erick se alejó de mí. Supuse que aún no quería acabar, y lo iba a hacer si yo seguía succionándola de esa forma.
—A esta ya la probaste por la boca. ¿Ahora por dónde la querés probar? —me preguntó Richard, agarrándose la pija.
—A mí me gusta probarlas por la cola. —Fue una de las cosas más atrevidas que dije en mi vida.
—¿Estás segura? —Preguntó, sin dejar de masturbarse—. Mirá que es mucha pija…
—Mejor, porque yo tengo mucho culo.
Me levanté solo para acercarme a uno de los sillones individuales, allí me puse en cuatro y separé mis nalgas, esperando por Richard.
—Dale, ¿o ahora me vas a decir que te arrepentiste? —Le pregunté, desafiante.
—No vaya a ser que la que se arrepienta sea otra.
Yo ya estaba jugada, pero no se lo dije.
Se acercó a mí, agachándose un poco y Erick apuntó derecho al agujero de mi culo. Tengo que admitir que me asusté. Imaginé que primero me abriría el agujero usando los dedos; pero al parecer quería entrar directamente con la pija.
Se la lubricó bien con saliva y sentí una leve presión, que de a poco se fue haciendo más intensa.
Cuando noté que el glande estaba entrando, mis ojos empezaron a lagrimear. Pude decirle que no me atrevía, que era demasiada pija para mi culo; pero mi orgullo me obligó a mantener la boca cerrada… y el culo abierto.
“Bueno, Lorena, preparaste porque ésta vez sí que te van a romper bien el orto —me dije—. Y te lo tenés muy merecido, por andar haciéndote la putita”.
Me aferré al respaldo del sillón, con ambas manos, y apreté bien los dientes. La verga empezó a entrar y yo creí que me partiría al medio. Resplé y gemí y luego me escuché decir:
—Sí, clavame toda la pija. Rompeme el orto.
“No, Lore… ¿qué te pasa? —me dijo al voz de mi consciencia—. ¿Estás loca?”
Pero dentro de mí había una mujer que era pura lujuria y quería sentir toda esa pija bien metida en el orto.
Richard logró meter más o menos la mitad, cosa que ya me permitió disfrutar de todo el ancho de esa verga. Era impresionantemente morboso. Me encantaba. Se movió rápidamente, como si fuera un conejo. Yo gemí un montón y supliqué por más, estaba como poseída.
Después de unos largos minutos entre el placer y el dolor, Richard se detuvo y sacó la pija.
—Paro porque evidentemente no te entra toda —me dijo—. Voy a dejar que algunos de mis amigos te abra bien el orto, después te la vuelvo a meter.
—¡Ay, no! ¿Me van a romper el orto entre todos?
—Vos te lo buscaste —dijo Zabdiel. Mi novio ya había sacado su pija del pantalón, y me la ofreció para que la chupara.
—A esta ya la conozco bien —dije. Abrí la boca y me la tragué toda.
Mientras Erick se acomodó detrás de mí. Aprovechó que mi culo ya estaba medio dilatado, y me clavó sin misericordia. Me dolió tanto que casi le muerdo la pija a mi novio; pero ese dolor pronto se transformó en placer.
Él sí fue capaz de clavármela entera, ya que no la tenía tan ancha como la de Richard.
Mientras me daban por el orto, mi novio me quitó la poca ropa que me quedaba dejándome completamente desnuda.
Cuando Erick le cedió su lugar a Christopher , ya me quedó completamente claro que así iba a ser toda la noche. Me había pasado de la raya haciéndome la puta y ellos no iban a dejar de cogerme por todos los agujeros… y mi novio se los permitiría.
Después de que Christopher me dio durante un buen rato, mi culo ya estaba listo para probar la pija más grande… completa. Richard me la clavó toda, luego me agarró de los pelos y empezó a cogerme con mucha fuerza.
Mientras tanto Erick cambiaba de lugar con mi novio, metiéndome la pija en la boca.
Zabdielsonrió y me dijo:
—Feliz cumpleaños, mi amor. Espero que te guste el regalo.
Si no hubiera tenido una poronga bien metida hasta el fondo de la garganta, hubiera sonreído. El muy desgraciado no se había olvidado de mi cumpleaños, y al parecer mi regalo eran las pijas de todos sus amigos. Éste sí que es un novio considerado.
Debo reconocer que no se me ocurre un regalo mejor que éste. Amo la pija y tener cuatro para mí solita me vuelve loca.
—¿Te tomás la leche? —preguntó Erick.
No le contesté. Me limité a chupársela con fuerza mientras su amigo me seguía taladrando el culo. Su leche empezó a llenarme la boca y me la tomé como buena niña. Me pareció muy rica, una de las más ricas que había probado… y probé mucha.
Luego de este gran momento, Christopher me pidió permiso para sentarse en el sillón. Yo sabía lo que se venía, y me emocioné mucho.
También creí que mi primera doble penetración sería con Zabdiely alguien más; pero no fue así.
Me senté sobre la verga de Christopher y Richard volvió a clavarme el orto. Ahora podía entender a mi amiga, Débora, cuando me contaba de lo mucho que disfrutaba las dobles penetraciones. A mí siempre me pareció ir demasiado lejos; pero ahora lo estaba haciendo. Tenía una pija metida en cada agujero… menos en la boca. Tenía que ponerle solución a eso, urgente.
Le hice señas a mi novio para que se acercara y empecé a chuparle la pija. Esto sí que es una verdadera partuza de cumpleaños.
Luego de un rato Zabdielle pidió permiso a Richard y cambiaron de lugar. Ahora era mi novio quién me culeaba. Richard se paró delante de mí y me metió la verga en la boca; no tuve necesidad de agarrarla, él solo se encargó de meterla y sacarla. Con una mano comencé a frotarme el clítoris, estaba muy acelerada y súper caliente.
Cuando los tres me dieron un respiro y me permitieron ponerme de pie, me dirigí hacia el cuarto de mi novio, no sin antes hacerles señas para que me siguieran.
Entré a la pieza, con mi séquito de machos en celo, y me puse en cuatro sobre la cama.
—¿Se pueden turnar para romperme el orto? —Pregunté—. Siempre me dio morbo que me cogieran el culo entre varios.
Esa confesión solo se la hice alguna vez a Zabdiel, estando muy borracha. Era una de mis mayores fantasías, y tal vez fue lo que lo motivó a darme este espectacular regalo de cumpleaños.
Los chicos cumplieron mis deseos. Uno a uno fueron pasando por mi culo, y me la metieron con tanta fuerza como les fue posible. Les agradecí eso, me encanta que me garchen bien fuerte.
En un momento vi a Christopher a mi derecha, con su miembro en la mano, de inmediato supe cuáles eran sus intenciones. Abrí la boca y casi al instante grandes chorros de leche empezaron a llenarla. Como buena putita obediente, me la tomé toda.
Tuve el primer orgasmo de la noche mientras Richard me taladraba el orto con su gruesa poronga.
Los cuatro pasaron por mi culo, y luego empezó el ciclo de las dobles penetraciones. Se fueron turnando para metérmela por la concha y por el culo, a la vez. Mientras tanto yo hacía lo posible para chupar las otras dos pijas que quedaban disponibles… y si alguno estaba por acabar, me daban de tomar toda la lechita.
Erick se puso boca arriba en la cama y yo rápidamente me monté sobre él poniendo las manos en su pecho, comencé a saltar con fuerza castigando mi concha-. Mi novio apareció detrás de mí y apuntó su verga a mi culo, el cual cedió fácilmente. La doble penetración me parecía lo máximo; una experiencia sumamente excitante. Busqué con mis manos las vergas de los otros dos y empecé a chuparlas. Al poco rato un contundente chorro de leche saltó de la verga de Richard. Fue el que más acabó. Su semen me cayó en toda la cara; me dibujó una línea en diagonal que comenzaba en mi frente y terminaba sobre mi barbilla pasando por arriba de mis labios, los cuales lamí con mi lengua y me comí el semen que había en ellos.
Seguí mamando su verga cuando sentí un líquido caliente llenándome el culo, era mi novio acabando adentro. Me dejó el culo chorreando leche y Christopher , sin darle importancia a esto, tomó su lugar y me la metió por atrás, cada vez entraba con más facilidad pero igual sentía el roce de su verga por dentro. Chupé los restos de semen de la verga de mi novio que nunca llegó a quedar flácida, sino al contrario, se puso dura otra vez.
A Richard le tomó unos pocos minutos recuperarse. Le pedía Christopher que se apartara y me tendí en la cama, mirando al techo; dejé mi cabeza colgando del borde tirada hacia atrás, así que ahora veía todo de cabeza. Christopher volvió a metérmela, pero por la concha, y Erick se puso de pié delante de mi cabeza y acercó su verga, me gustaba chuparla de esta forma, así podía sentir como se hundía casi hasta mi garganta.
Zabdiely Richard se pusieron a chuparme una teta cada uno, me las mordieron y apretaron; pero sin llegar a hacerme daño. El que sí me lastimaba un poco era Christopher que me cogía con mucha fuerza, pero no me importó, yo quería que me den bien duro.
Comencé a tener el segundo orgasmo, me saqué la verga de la boca porque me estaba costando respirar. Disfruté mucho de todos los manoseos y penetraciones, tanto que otro orgasmo siguió al anterior. Me estremecí sobre la cama, de repente sentí como su me fuese a hacer pis, estuve a punto de decirle a Christopher que se detuviera pero emití un fuerte gemido que me impidió hablar. Un fuerte chorro de flujo salió disparado de mi concha salpicando toda la cama, y al pobre Christopher , que no dejaba de cogerme. Su verga seguía entrando y saliendo, eso hacía que yo soltara aún más líquido. Se trataba de mis propios fluidos vaginales que saltaban para todos lados. Me temblaron las piernas, gemí fuerte y cuando termino de saltar líquido fuera de mi concha, Christopher largó lo suyo bien adentro, llenándome las entrañas de leche.
Me puse en cuatro sobre la cama y uno a uno fueron pasando por mi culo, otra vez. Estaba decidida a ser usada como puta durante toda la noche. Tenía el orto bien abierto y gozaba mucho con la sensación de succión que me provocaban, era como si todo mi cuerpo quisiera escaparse por ahí. Mi culo rechazaba la verga que entraba, intentando forzarla a salir, pero era inútil, ésta se metía más adentro aún, esto me producía muchísimo placer.
Apoyé la cabeza en la almohada, para estar más cómoda. Como los cuatro se iban turnando, no daban muestras de agotamiento. Me sorprendí a mi misma al notar que yo tampoco estaba cansada, sino todo lo contrario: quería verga… mucha verga.
Después de un rato me dijeron que ya tenía el culo rojo y me dejaron descansar un poco. Me acosté boca arriba y mi novio me empezó a chupar la concha, los otros se pusieron a mis lados pajeándose y empezaron a tirar leche sobre mí. Caía en mi cara, sobre mis tetas, mi panza, también dentro de mi boca.
Durante el transcurso de la noche siguieron cogiéndome, sólo parábamos un rato de vez en cuando para recuperar el aliento, tuve muchas dobles penetraciones, todos entraron por todos mis agujeros, a veces cuando me montaba a uno solo alguien traía cervezas y me ponía a tomar mientras tenía verga bien metida en la concha.
Todos agradecieron a Zabdielel haber conseguido una novia tan puta y que la compartiera con todos.
Pero la más agradecida de todas era yo, tuve la mejor fiesta de cumpleaños que una amante de la pija pueda desear.
FIN.
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