BTS- Nunca te subas al auto de un extraño

 



Nunca te subas al auto de un extraño

De lunes a viernes salía de mi casa siempre a la misma hora, las 12:00 del mediodía porque en el colegio me tocaba el turno tarde. Mi uniforme era una falda de tela cuadriculada azul con negro, una camisa blanca escolar con cuello V, zapatos escolares negros y medias largas negras arriba de la rodilla.

La escuela obligatoriamente nos hacía llevar el cabello recogido en una cola de caballo y nos prohibía usar maquillaje, pero como yo siempre sido un poco rebelde y pervertida cuando salía de casa me encargaba de subir mi faldita para que se vieran mis piernas.Aunque todavía era mi inexperta, pues solo tenía 19 añitos y no había dado siquiera mi primer beso si me gustaba eso de provocar a la gente.

Salí de mi casa, camino a la calle principal a tomar el bus, pero apenas había caminado dos cuadras cuando noté que un automóvil me seguía. Yo seguí caminando despacio como si nada pero con las manos temblorosas .De repente me gritó un hombre

—¡oye!... Hola!

Me paré en seco y volteé a ver. El auto se detuvo y el conductor me saludaba. Era un chico jóven, debía tener entre unos veinte y veinticinco años, con el pelo negro que le caía sobre la cara, unos lentes oscuros y una bonita sonrisa. Me puse rojita al ver lo guapo que era.

—¿Vas a la escuela verdad?—preguntó.—Yo tengo una sobrinita que va a tu misma escuela. Si quieres te llevo.

Me quedé pensando un instante y nerviosa le contesté que no, que ya iba a tomar el bus,pero que muchas gracias por ser tan buena persona.

No contento con mi respuesta volvió a insistir.

—Anda mi niña. ¿Para qué vas a gastar tu dinero si yo voy para allá también y te puedo llevar? Ya te dije que voy por mi sobrina, anda súbete.

No estaba muy convencida si lo que me decía era cierto, pero su sonrisa era tan confianzuda que le di el beneficio de la duda y me subí en el asiento del copiloto.

—Muchas gracias— le dije y me dediqué a ver hacia afuera por la ventana, me daba algo de pena verlo a los ojos.

—¿Cómo te llamas?—preguntó queriendo empezar una conversación.

—Tn

—pero que lindo nombre ¿Y cuántos años tiene?

—Acabo de cumplir 19

—Que casualidad, mi sobrina también tiene 19.

—Y tienes novio?

—Nop—dije con una risita tímida.

La conversación era algo tensa, él conducía mirando hacia delante, pero a cada rato volteaba a verme haciéndome sentir como una hormiguita atrapada.

— ¿Y eso por qué? Con lo bonita que eres.

Mientras me decía esto puso su mano en mi pierna izquierda. Que estaba descubierta de lo corta que llevaba la falda.

—jaja gracias pero no sé por qué.

Yo sentí su mano, pero seguí viendo hacia afuera, no sabía qué hacer, ni cómo debía reaccionar. Mi corazón se aceleró.

—Deberías animarte, es muy bonito tener novio—Me decía, mientras me acariciaba la pierna.

Yo me revolví en el asiento nerviosa y él enseguida quitó su mano, la volvió a poner en el volante y cambió de tema.

—¿Y cómo te va en tus materias? ¿Muy difíciles?.

Le respondí que me iba bastante bien y el me halagó diciendo que de seguro era muy inteligente, como estaba siendo tan cordial empecé a relajarme y a platicar con más soltura sonriendo e incluso ya mirándolo a los ojos.

—¿Estabas nerviosa antes no es verdad?—yo asentí.

—Es que toda la vida me han educado para no subir al carro de un desconocido.

Él se empezó a reír.

—Ya se que eso dicen los papás, pero tranquila, jamás te haría daño.

Y sonrió dejándome ver sus grandes dientes blancos mientras comenzaba a acariciar mi pierna nuevamente. Me quedé inmóvil viendo su recorrer mi pierna izquierda. Seguía sin saber cómo reaccionar y él se aprovechaba de mi inexperiencia para subir la mano hasta mi entrepierna y bajarla despacio.

Mi mente estaba en blanco, pero mi cuerpo reaccionaba a su tacto e involuntariamente comencé a mojar mis braguitas. Mi sexo ya estaba palpitando al sentir sus manos cerca de mi colita.

Mi respiración se aceleró, seguía sin moverme, pero él seguía aprovechándose y comenzó a tocar mi conchita con descaro deslizando dos dedos en mi ropa interior mojada y haciendo círculos en mi clítoris.

—¿Te habían tocado así antes mi amor?— preguntó y moví mi cabeza de un lado a otro diciendo que no.

—¿Te gusta cómo se siente?— Dijo.

Dudé, no sé si debía contestar esa pregunta.Si decía que si, quién sabe que querría hacerme después y si decía que no, tal vez dejaría de tocarme, pero podría molestarse y hacerme algo malo.

Moví mi cabeza afirmativamente.

—Que bueno. Yo ya sabía que te estaba gustando, pero quería que tú lo aceptaras. Ahora bájate tus bragutas.

Abrí los ojos como platos.

—Dale mi niña, no seas tímida, no te voy a hacer daño

Con las manos temblorosas los bajé hasta mis tobillos.

—Gracias mi amor, que linda eres,

Por estar los últimos momentos concentrada viendo su mano acariciarme, no me había percatado de que el auto estaba estacionadose en una calle que no reconocía. Estábamos parados en medio de una fábrica muy grande y unas vías de tren de carga. Me di cuenta de que era el lugar perfecto para que se aprovechara de mi, nunca nadie pasaría por ahí y nadie podría escucharme gritar si pedía auxilio. Inocentemente aún tuve el valor de decirle

—Señor creo que por aquí no se llega a mi escuela

—Jajaja nada de señor. Llámame Jimin y ya sé que no pero no te preocupes ahorita te llevo. No pasa nada si llegas 10 o 15 minutos tarde. Además aquí conmigo vas a aprender más que en clases.

Como no sabía qué contestar me quedé en silencio. Él se inclinó a mi asiento y jaló una palanca. Solté un gritito al sentir mi respaldo caer hacia atrás.

Acercó su cabeza a mi cuello y empezó a besarlo mientras con una mano me tocaba mi sexo sin problemas, yo le había facilitado el camino al quitar mis braguitas.Empezó a introducir sus dedos a mi vagina con rápidez. Yo estaba completamente inmóvil, pero la verdad estaba disfrutando cada segundo, tanto que inconscientemente abrí mis piernas.él se río y sin parar de penetrarme con sus dedos metió su mano bajo mi blusa y mi corpiño, apretandome los pechos.

—Yo estaría feliz de ser tu novio— murmuró a mi oído entre jadeos y besos en mi cuello . —Te tocaría así todos los días.

Intentó besarme en la boca, pero como yo nunca había besado mi primer instinto al acercarse fue voltear mi cara. A él no le gustó nada, debí haberlo pensado dos veces porque salió de su asiento rápidamente y se montó sobre mi. Tomó mi cara con fuerza clavando sus dedos en mis mejillas y empezó a besarme a la fuerza. No tuve opción, tuve que intentar acoplar mis labios y lengua a sus movimientos, sintiéndome babosa por un buen rato hasta que por fin se hizo más sencillo y placentero.

—¿Ves que ya aprendiste algo nuevo?— Me dijo sonriendo.

Moví mi cabeza arriba y abajo afirmativamente.

—Ahora te doy tu segunda lección.

Desabrochó su pantalón y sacó su miembro.Lo tomó en su mano y empezó a buscar la entrada de mi vagina. Cuando la encontró introdujo su verga muy despacio. Emití un grito de dolor que se convertirá en uno de placer al sentir que aumentaba la velocidad de sus movimientos adentro y afuera.

Mientras me penetraba con fuerza nos besabamos, yo estiraba mi cuello para alcanzar su boca y él apretujaba mi cuerpo.

—Y por último la tercera lección.

Se regresó rápidamente a su lugar, sentado me jaloneo hacia él.

—¡Cómete mi verga, ya, abre la boca!— gritó.

Y masturbandose freneticamente comenzó a jadear y a soltar chorros de semen que fueron a parar dentro de mi boca.

—¿Aprendiste mucho hoy verdad que sí? Mucho más que en la escuela— se burló.

Yo acomode mi asiento sin responder nada.

Arrancó el auto y empezó a manejar a mi escuela. El resto del trayecto pasó en silencio. A veces me volvía a acariciar la pierna y darme pellizcones que marcaban mi piel.

Yo estaba muy aturdida, tuve muchas sensaciones diferentes, estaba excitada pero asustada y mis bragas seguían en mis pies.

Cuando llegó a mi escuela, se estacionó. Me subí rápido mi calzoncito y bajé mi falda.

Abrí la puerta y me disponía a bajar cuando de pronto me dijo.

—¿No te vas a despedir?

Regresé y me acerque a él, le iba a dar un beso en la mejilla pero me engaño y movió su cabeza para que se lo diera en la boca. Se salió con la suya hasta el último momento.

Me bajé del auto y entré a la escuela aún con el sabor del semen de Jimin. Deseando en el fondo volver a encontrarmelo muy pronto.

FIN


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